Y el pueblo se juntó, el cual andaba murmurando de las bulas, diciendo como eran falsas y que el mesmo alguacil riñendo lo había descubierto; de manera que tras que tenían mala gana de tomalla, con aquello de todo la aborrecieron.
Paco Cárdenas, en el momento en que lo sacamos a relucir, podría contar veintisiete o veintiocho años, y era de regular estatura, algo metido en carnes, una miajita crecido de abdomen, de tez trigueña, de rostro oval, con grandes y dulces ojos melados, pelo oscuro y boca riente y femenil y que siempre ligeramente contraída dejábale algo al descubierto la limpísima dentadura.
Después de atravesar esa isla de monte, su hijo costeará la linde de cactus hasta el bañado, en procura de palomas, tucanes o tal cual casal de garzas, como las que su amigo Juan ha
descubierto días anteriores.
Horacio Quiroga
Entra, por fin, en la Basílica; cruza las naves, desciende la escalera dorada que conduce a la cripta, y mientras a sus espaldas la guardia brega para reprimir el empuje del torrente humano que pugna por arrimarse a la balaustrada, en el recinto
descubierto, más bajo que la multitud, el Papa queda solo.
Emilia Pardo Bazán
Y pensando en la cosa estupenda que podía ocurrir algún día en el portal, sentía el viejo hervirle la sangre, y tal vez hubiérase ido del seguro, a no penetrar en aquel momento en su establecimiento con un quitasol convertido en paraguas por la necesidad, Dolores la Rabicortona, una hembra alta, gallarda, redondeada por la plenitud de la vida, ondulando al andar la cintura, esbelta sir presión de artificio alguno, vibrándole al andar el seno redondo, y con el pelo rubio cayéndole sobre la frente y la nuca en artística rebeldía; una mano recogiéndose la falda de coco, poniendo al descubierto al andar un pie y el principio de una pantorrilla...
Pero de todos modos una hora después lanzaban a un coche
descubierto sus flamantes personas, calzados de botas, poncho al hombro -y revólver 44 al cinto, desde luego-, repleta la ropa de cigarrillos que deshacían torpemente entre los dientes- y dejando caer de cada bolsillo la punta de un pañuelo de color.
Horacio Quiroga
Apruebo la distinción que ha hecho de los dos amores, pero creo haber descubierto por mi parte, la medicina, que el amor no reside solamente en el alma de los hombres, donde tiene por objeto la belleza, sino que también tiene otros muchos objetos, que se encuentran en muchas otras cosas, en los cuerpos de todos los animales, en los productos de la tierra, en una palabra, en todos los seres; y que la grandeza y las maravillas del dios se manifiestan en todo, lo mismo en las cosas divinas que en las humanas.
Por aquel tiempo había llamado la atención de Subercasaux un yacimiento o filón de arcilla blanca que la última gran bajada del Yabebirí dejara a
descubierto.
Horacio Quiroga
Formaban el resto de su vestido una piel de oso y grandes botas, mientras los hijos iban con el cuello
descubierto y pantalones sin tirantes, pues eran hombres de pelo en pecho.
Hans Christian Andersen
Y Sócrates me contestó con su habitual ironía: »Si lo que dices de mí es cierto, mi querido Alcibíades; si tengo, en efecto, el poder de hacerte mejor, no me pareces en verdad poco hábil, y has descubierto en mí una maravillosa belleza muy superior a la tuya.
Y una hora después, en tanto que el señor Cristóbal les veía partir con el júbilo retratado en el rugoso semblante desde un corte de terreno, en las afueras del pueblo, y las dos viejas lloraban silenciosas, cada una en un rincón de una de sus habitaciones, mirándose mutuamente de cuando en cuando con insondable tristeza; a los rientes rayos del sol, en un ambiente primaveral y bajo un cielo radiante, cruzaba la polvorienta carretera flanqueada por ventas blanquísimas, por copudos árboles y por apiñados pencares, al airoso trote castellano de su gallardo Cartujeño, Paco Cárdenas, a cuya cintura aferrábase Clotilde con ansias de amor y de caricias, luciendo rojo pañuelo de crespón de largo flecaje, falda que dejábale al descubierto los pies casi invisibles...
Éste tomó entonces la palabra: Me imagino que has estado sobrio esta noche, porque si no no habrías tratado el asunto con tanta habilidad, intentando desviarnos del verdadero motivo de tu discurso, motivo del que sólo has hablado incidentalmente, como si tu único fin sólo hubiera sido el que nos enemistásemos Agatón y yo, porque has pretendido que debo amarte y a nadie más y que únicamente tú debes amar a Agatón. Pero hemos descubierto tu ardid y visto claro la tendencia de la fábula de los sátiros y los silenos.