Resolvió, por tanto, no dirigirle más la palabra, y se limitó a hacer hilas y vendas, y a preguntar una vez y otra, con
vivo interés, al impasible doctor Sánchez, cómo encontraba al herido (sin dignarse a nombrar a éste?
Pedro Antonio de Alarcón
- Dejémosles emborracharse.... (expuso una vieja.) Después entramos... ¡y ni uno ha de quedar
vivo! - ¡Pido que se haga cuartos al boticario!
Pedro Antonio de Alarcón
El cachorro, erizado aún, se adelantaba y retrocedía con cortos trotes nerviosos, y supo de la experiencia de sus compañeros que cuando una cosa va a morir, aparece antes. — ¿Y cómo saben que ése que vimos no era el patrón vivo?
No hubo en aquellos días cuaresmales promiscuaciones ni excesos de gula; pero en cambio se fueron derecho al cielo innumerables ánimas, y acontecieron cosas que parecen soñadas. No quedó en el matadero ni un solo ratón
vivo de muchos millares que allí tenían albergue.
Esteban Echeverría
Desde el poste descascarado que toca casi con las botas, hasta el cerco
vivo de monte que separa el bananal del camino, hay quince metros largos.
Horacio Quiroga
-Sí, señor, que me lo dijo Joseíto el Cabritero, porque como yo vivo der negocio y der potaje y en Málaga no se vende una uña de tocino sin que yo medie en la cosa, poique yo, y no es alabancia, pero yo soy la mar de simpático a toítos los que allí venden la pringue pa la puchera, resurta que siempre estoy farto más que to de paletilla y ahora tengo un compromiso con Juana la Tocinera del Legío, que es una mujer a la que yo debo servir si sa menester a gatas y de coronilla, poique esa gachí fue como una hermana pa mi Rosalía.
Dile ya adiós para siempre a tus tan jaleadas gallardías, a los ímpetus belicosos de tu carácter, a la banca donde pagaban sin regateos la habilidad suprema de tus manos; a las hembras de tronío que al verte pasar entornaban graciosa y maliciosamente el párpado y decíanse las unas a las otras con ponderativas expresiones: -Valiente vivo va por ahí.
Usté tiée una hija que es er delirio y yo tengo veinte y tres años, soy güérfano de padre y madre, no tengo oficio, pero si tengo un cortijo que me renta tres mil púas y la mar de codornices, y además jace cosa de dos meses tuve la desgracia o la fortuna de trompezarme en ca de la Llorona a su hija de usté, y desde punto y hora en que la vi se me aflojaron las coyunturas y me quedé tonto, pero que tonto der to, y como ya jace dos meses que no vivo, y como yo voy por la de en medio, pos esta mañana que me alevanté trempano me dije yo mirando hacia el suelo y rascándome el cogote: «Esto no puée seguir asín, Antoñuelo.
La idea de Ramón; de Ramón
vivo, de Ramón muerto, de Ramón en el cielo, de Ramón en la ermita, se apoderó de mi cerebro de tal modo, que no pensé en otra cosa durante aquellas horas de agonía.
Pedro Antonio de Alarcón
Los clásicos cuarenta días pesan fuertemente, sobre todo en mamá, y aún hoy, con treinta y nueve transcurridos sin el más leve trastorno, ella espera el día de mañana para echar de su espíritu, en un inmenso suspiro, el terror siempre
vivo que guarda de aquella noche.
Horacio Quiroga
Una noche—estábamos en Nueva York—me enteré de que se pasaba por fin "El Páramo", una de las dos cintas de que he hablado, y cuyo estreno se esperaba con ansiedad. Yo también tenía el más
vivo interés de verla, y se lo propuse a Enid.
Horacio Quiroga
-Ya lo creo que sí, ahora mismo vas a saberlo. -Pos más vivo. Y Lola diciendo esto, apoyó un codo en una rodilla y la barba en la palma de la mano, y quedóse mirando irónica y fijamente al viejo.