A cada una de ellas po- día, sin escrúpulo, cantársele esta copla: de las flores, la violeta; ' de los emblemas, la cruz; de las naciones, mi tierra: y de las mujeres, tú.
Corazón con latidos de armenia, alma de amor que nunca á odiar aprende, relámpago divino que sólo en Dios y para el bien se enciende, acaso cual la tímida violeta, desde un retiro le convida al mundo su delicioso aroma, y aunque sufra cual Job, su mismo llanto es un himno, un perfume, un riego santo.
En el cielo opalino se veía una diafanidad apacible que disminuía hasta cambiarse en tonos de
violeta oscuro, por la parte del oriente, y aumentaba convirtiéndose en oro sonrosado en el horizonte profundo, donde vibraban oblicuos, rojos y desfallecientes los últimos rayos solares.
Rubén Darío
–"¡Vaya la niña divina!" Dice el padre, y le da un beso: "Vaya mi pájaro preso A buscarme arena fina." –"Yo voy con mi niña hermosa", Le dijo la madre buena: "¡No te manches en la arena Los zapaticos de rosa!" Fueron las dos al jardín Por la calle del laurel: La madre cogió un clavel Y Pilar cogió un jazmín. Ella va de todo juego, Con aro, y balde, y paleta: El balde es color
violeta: El aro es color de fuego.
José Martí
El campo llano se extendía hasta perderse de vista y los pequeños grupos de árboles en torno a las granjas formaban, a intervalos alejados, unas manchas de un violeta oscuro sobre aquella gran superficie gris que se perdía en el horizonte en el tono mortecino del cielo.
Era hermosísima; su cabeza parecía destacarse en una medalla antigua, como aquellas sicilianas de que nos habla el poeta de los Trofeos; su indumentaria, su figura, sus posturas, hablaban de Grecia al menos versado en las delicadezas del arte helénico; en su tocador, de gusto arqueológico, sencillo, noble, poético, Violeta parecía una pintura mural clásica, recogida en alguna excavación de las que nos descubrieron la elegancia antigua.
-También yo proporcionaré matices blancos, añadió la magnolia. -Yo los reflejos de oro, dijo el lirio. -Yo, balbuceó la modesta violeta, os daré el color morado. -Yo el rojo, gritó el clavel.
Súbitamente la inmensidad atlántica pareció inflamarse en rojo de piedra, el rojo subió por los flancos del "Caballo Verde", bajó a los puentes; los negros parecían diablos hacinados en una caldera, las pirámides de plátanos irradiaban una atmósfera bermeja y la isla de Fernando Poo, ennegrecida en un juego de contraluces, en este fondo de fuego, quedó reteñida de
violeta.
Roberto Arlt
Mágicamente sus valles aparecieron cargados de brumas violetas, sus montes tallados en bloques de terciopelo
violeta, y de pronto, por el rostro del noble anciano, rodaron dos lágrimas, a las que el reflejo del Atlántico rojo dio apariencias de lágrimas de sangre.
Roberto Arlt
Iba a ponerse el sol; el horizonte era
violeta y púrpura; una luna inflamada asomaba detrás de una colina de estaño, escueta y geométrica en su dibujo.
Emilia Pardo Bazán
XIX Siannah, la perla de Ormuz, la
violeta de Orisa, el símbolo de la hermosura y del amor, la que formo Bermach en un delirio de placer, combinando la gentileza de las palmas de Nepaul, la flexibilidad de los juncos del Ganges, la esmeralda de los ojos de una schiva, la luz de un diamante de Golconda, la armonía de una noche de verano y la esencia de un lirio salvaje del Himalaya; Siannah, la hermosa entre las hermosas, siguió a Pulo a través de su peregrinación en esas regiones desconocidas de las que ningún viajero vuelve.
Gustavo Adolfo Bécquer
De sus cabecitas surgían pares de antenas; sus ojos despedían una hermosa irradiación de color violeta y de sus boquitas se desprendía una rítmica canción, cual si quisieran arrullar a un niño: — Duendecillos cantemos esta hermosa canción; a este pobre arrullemos de todo corazón.