Las bibliotecas de los conventos abundaban, es verdad, en infolios latinos, lengua que siempre fué pro- blemático alcanzasen, ni medianamente, á traducir las monjas de nuestros monasterios.
Al servicio de este anhelo el Gobierno no se ha considerado con derecho a imponer direcciones de su personal arbitrio; antes por el contrario, se ha vinculado voluntariamente, por convicción y por lealtad, al principio creador de la Revolución Mexicana, como obra nacional auténtica; y sobrevenida cada ocasión de traducir en formas concretas este imperativo, no ha seguido otra norma que la misma Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, cuyo poder constituyente dejó marcados los objetivos y los métodos que integran el único modo de gobernar lícitamente a nuestro país.
-le interrumpió el examinador. -Señor, en esto de
traducir hay opiniones, y yo sigo ésta. -Pues, hijo, en estotro de aprobar examinando -le repuso el padre- no deja de haberlas, y yo sigo la de darle a usted calabazas.
Mariano José de Larra
-El francés de "L'Histoire Générale" es conciso y directo, como yo quiero que sea el castellano de tu traducción; de modo que debes imitarlo al
traducir, y procurar usar sus mismas palabras, excepto cuando el modo de decir francés, cuando la frase francesa, sea diferente en castellano.
José Martí
Al no darle yo respuesta porque me quedé confuso y como avergonzado por aquella pregunta, se levantó para traer y colocar sobre la mesa varios aparaticos, a cuyo examen me sometió sucesivamente, haciéndome permanecer de pie, sentarme, recostarme, contar, vendándome los ojos para picarme con alfileres o levantar pesas sujetas a las piernas; estrechar un globo de caucho, ceñirme a la muñeca un mecanismo de reloj terminado con una pluma que trazaba sobre una cinta larga línea ondulante y rítmica; levantar diversas masas de hierro, buscar la incógnita de una ecuación y traducir por escrito un texto de Aristófanes del original griego, mientras que él contaba los minutos inclinado sobre el cronómetro como tomándole el pulso a mi inteligencia.
Así, me esforzaré en usar éste derecho con parsimonia; tal vez me contentaré con el permiso, ¿De qué servirá tu indulgencia, no pudiendo expresar de ninguna manera esta idea en latín, por la cual he hecho críticas a nuestra lengua? Aún condenarás más la estrechura latina cuando sarás que hay una sílaba que no puedo traducir.
Te debe parecer que tengo la cabeza dura, pues es bien claro que se puede traducir diciendo (aquello que és) Pero yo encuentro mucha diferencia, pues me veo obligado a poner un verbo por un nombre, pero, si procede, pondré Un amigo nuestro, hombre ilustradísimo, decía hoy que Platón divide en seis clases: te las expondré todas cuando te habré explicado que una cosa es el género, y la otra cosa la especie.
Para cualquier país, y ciertamente para el nuestro, será mucho más fácil avanzar en los otros aspectos del desarrollo: el económico y el social, si tenemos genuinamente un sistema democrático. Esto que se dice tanto en el discurso, es algo que tenemos que traducir en hechos, en nuestra vida cotidiana.
Ahí tenemos un ejemplo extraordinario, diría precioso, de cómo la democracia, que significa muchas cosa, pero sobre todo una forma de vida de tolerancia, de respeto, de acato a la voluntad de las mayorías, se puede traducir y se empieza a traducir en una situación económica y social, distinta.
– Bueno –respondí–, tiene dos sentidos. Se puede traducir: «guárdate de quien te ama, desconfía de los amantes». Pero en este sentido no sé si cave amantem sería un buen latín.
Al esforzarse el castellano por penetrar en los matices de una lengua que no es la suya y al trabajar por
traducir un pensamiento que le es algo extraño, ahondará en su propia lengua y en su pensamiento propio, descubriendo en ellos fondos y rincones que el confinamiento le tiene velados.
Miguel de Unamuno
Como dos meses llevaría el angelito, que tiene a la sazón catorce años, de
traducir mal y leer peor el Calipso se trouvoit inconsolable du départ d'Ulysse, cuando me lo trajo una mañana su papá, y ambos a dos me hicieron una visita, cuyos interesantes detalles no quiero en ninguna manera perdonar a mis curiosos lectores.
Mariano José de Larra