-me dije-. ¡Tu Dios estos ángeles dirige hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar! ¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
¡Pueden imaginarse los lectores con cuánto gusto se explayaría la pobre mujer en tal materia a poco que le hurgó don Alvaro!... Refirió su expediente de pe a pa, sin
olvidar aquello del derecho virtual, retrospectivo e implícito...
Pedro Antonio de Alarcón
A la noche siguiente volvimos. ¿Qué debíamos
olvidar? La presencia del otro, vibrante en el haz de luz que lo transportaba a la pantalla palpitante de vida; su inconsciencia de la situación; su confianza en la mujer y el amigo; esto era precisamente a lo que debíamos acostumbrarnos .
Horacio Quiroga
El jefe de la estación anteterminal tuvo apenas tiempo de oír al conductor del rápido 248, que echado casi fuera de la portezuela le gritaba con acento que nunca aquél ha de
olvidar: —¡Deme desvío!...
Horacio Quiroga
-Pa ná güeno será - murmuró sombríamente Joseíto, el que en toda la semana había podido olvidar la dureza de corazón de su maestro, al negarle a su compañero el anticipo que necesitaba para poder regalarle el mantón, por ella tan codiciado, a la hembra de sus amantes ensueños.
Poco a poco fue apoderándose de él el vértigo de la pelea, y una nunca por él sentida ansia belicosa, fue apoderándose de su espíritu, y haciéndole olvidar toda prudencia, todo instinto de conservación, y ya embriagado por el olor de la pólvora y por el vibrante detonar de las carabinas y tercerolas, saliendo del lugar que le amparaba la sombra del árbol, quedaron él y su Careto bañados en la luz de plata de la luna.
Pero antes permítasenos ampliar un poco la fundamentación, apartir de un hecho que nadie debe olvidar, el informe relativo al Distrito Federal que escuchó la población capitalina de boca del Presidente de la República, fueron las 42 líneas que él leyó.
miras, queda B s Ay s con solo su resinto, y su inmensa e inútiles Pampas, y según las noticias, q e vaiamos adquiriendo y el Estado de las cosas, se les estrechará más ó menos p r q e entre en sus deveres, sin olvidar el castigo de los autores de tantos males.
El Ejecutivo, gloriosa personificación de los principios conquistados desde la revolución de Ayutla hasta la rendición de México en 1867, que debiera ser atendido y respetado por el gobierno para conservarle la gratitud de los pueblos, ha sido abajado y envilecido, obligándolo á servir de instrumento de odiosas violencias contra la libertad del sufragio popular, y haciendole olvidar las leyes y los usos de la civilización cristriana en México, Atexcatl, Tampico, Barranca del Diablo, la Ciudadela y tantas otras matanzas que nos hacen retroceder á la barbarie.
-¡Ah querido Sócrates!, respondió Agatón, no creas que me embriagarán tanto los aplausos del teatro para hacerme olvidar que para el hombre sensato el juicio de un pequeño número de sabios es mucho más de temer que el de una multitud de locos.
Ante esta fundada esperanza que, por desgracia, ha sido ilusoria, todas las impaciencias se moderaron, todas las aspiraciones fueron aplazadas y nadie pensó más que en olvidar agravios y resentimientos, en estañar las heridas de lsa anteriores disidencias y en reanudar los lazos de unión entre todos los mexicanos.
—Sí, mi vida, ya me estaba levantando... Y Subercasaux se vistió a prisa, echándose en cara su pereza, que lo había hecho
olvidar del café de sus hijos.
Horacio Quiroga