El clamoreo dramático de la hora sube al cielo imponente como un hosanna y envuelve en sus magníficas tembladoras ondas de sonido al Pontífice, que poco a poco asciende por la escalinata, bendiciendo, entre la
muchedumbre que se prosterna y murmura jaculatorias de adoración.
Emilia Pardo Bazán
-gritó García de Paredes con tal voz, con tal actitud, con tal fisonomía, que, unido este grito a la inmovilidad y silencio de los veinte franceses, impuso frío terror a la
muchedumbre, la cual no se esperaba aquel tranquilo y lúgubre recibimiento.
Pedro Antonio de Alarcón
Dejé precipitadamente a Talbot, y empleé todos mis esfuerzos para abrirme paso y colocarme lo más cerca posible de madameLalande. No habiendo podido lograrlo a causa de la muchedumbre, tuve que renunciar a mi persecución, y dirigí los pasos hacia mi casa.
¡Extraño baile en el que no se bailaba y en el que no había orquesta! De Jacquels había desaparecido, y estaba solo, abandonado en medio de aquella muchedumbre desconocida.
Entre la
muchedumbre que esperaba el momento de llegar a la ventanilla de empeño, se encontraba una mujer morena, vestida con negros andrajos, de porte indígena, ojos llorosos y rostro como sublimado por el dolor.
Antonio Domínguez Hidalgo
Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes. Después, al segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse debajo del árbol.
360 entre tanta muchedumbre, sin hallar seguro blanco, no acertaba a amar a alguno, viéndome amada de tantos. Sin temor en los concursos defendía mi recato con peligros del peligro y con el daño del daño.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio Y le dejan divinas heridas de diamante. Son poetas del agua que han visto y que meditan Lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
La
muchedumbre contemplaba ansiosa desde las murallas la marcha lenta de la procesión, el resplandor de las bizantinas casullas con sus fajas blancas orladas de negras cruces, el centellear de la mitra de terciopelo rojo con piedras preciosas y el brillo de los lustrosos cráneos de los sacerdotes.
Vicente Blasco Ibáñez
Mujeres entre adornos y hombres de adustos gestos acompañaban a los desposantes como en desfile de carnaval: Falange de plumas, de pieles, de máscaras, en mezcla de colores y de olores, seguían a la pareja que entraba al compás de una estrepitosa organillera y cual más envanecido, se ufanaba en su religiosa fatuidad. La
muchedumbre era enorme.
Antonio Domínguez Hidalgo
Por eso la libertad supone una gran masa de luces esparcida sobre la muchedumbre, y al contrario la tiranía domina entre errores y tinieblas.
La hundió toda en las horribles fauces del deslumbrado monstruo, repitiendo los golpes entre los aplausos de la
muchedumbre, que saludaba cada metido como una bendición de Dios.
Vicente Blasco Ibáñez