Como entra amor en el alma En verdad que no se sabe Pero ello es que el tiene llave Para abrir el corazon; Y una palabra, un suspiro Dicha ó exalado apenas Son á veces las cadenas Con que ata nuestra razon.
Y bien á lo que parece Conoce el lugar sin duda, Pues ni en lo áspero tropieza Ni lo dificil le asusta; Y avanza y gira á su tiempo Con precision, y segura Su planta evita los brezos, Y los pedregales cruza Asi de una en otra en peña Llegó trepando á la altura Hasta tocar del alcázar Las viejas murallas húmedas, Donde apartado una piedra Que falso postigo oculta, Iba á alzar con una llave La mohosa cerradura.
“En mí teníades bien que hacer, y no haríades poco si me remediásedes”, dije paso, que no me oyó; mas como no era tiempo de gastarlo en decir gracias, alumbrado por el Spiritu Santo, le dije: “Tío, una llave de este arca he perdido, y temo mi señor me azote.
Abro con mi desaprovechada llave, sin esperanza de sacar provecho, y vi los dos o tres panes comenzados, los que mi amo creyó ser ratonados, y dellos todavía saque alguna lacería, tocándolos muy ligeramente, a uso de esgremidor diestro.
Yo hube miedo que con aquellas diligencias no me topase con la llave que debajo de las pajas tenía, y parecióme lo más seguro metella de noche en la boca.
Como llave para abrir la voluntad imperiosa de Elío a la conciliación traía y mostró oportunamente una comunicación de Don Diego de Souza al gobierno de Buenos Aires en la cual el aguerrido militar lusitano manifestábale que se engañaba si creía que sus fuerzas venían a auxiliar al gobierno de Montevideo precisamente...
Cosas lindas para los tiempos normales y, sobre todo, cuando hay seguridad de que representa legítimamente a la Soberanía la autoridad que se confiere el privilegio de imponer gabelas y sancionar penas pecuniarias, establecer sueldos y guardar la llave del cofre público.
Más aún, admitimos buenamente que el “Órgano de Consulta”, la novedad y llave maestra de claro sentido político de este Tratado, disponga más de una vez que se vaya a la aplicación del arbitraje para solucionar diferencias insalvables para la negociación diplomática directa.
Mas no pudiendo, y no hallando Ni llave ni picaporte, Tentó hallar algún resorte Que la moviera tal vez; Y al cabo de ir apurando Sospechas una por una, Asió un clavo por fortuna Y se abrió con rapidez.
Destas tenía yo de ración una para cada cuatro días; y cuando le pedía la llave para ir por ella, si alguno estaba presente, echaba mano al falsopecto y con gran continencia la desataba y me la daba diciendo: “Toma, y vuélvela luego, y no hagáis sino golosinar”, como si debajo della estuvieran todas las conservas de Valencia, con no haber en la dicha cámara, como dije, maldita la otra cosa que las cebollas colgadas de un clavo, las cuales él tenía tan bien por cuenta, que si por malos de mis pecados me desmandara a más de mi tasa, me costara caro.
Si hace un instante no tuve tiempo—¡no material: mental!—para desatar a mi asistente y confiarle el tren, no lo tendré tampoco para detenerlo... Pongo la mano sobre la
llave para cerrarla-arla ¡eluf eluf!, amigo ¡Otra rata!
Horacio Quiroga
ú, gran León, en cuyos hombros carga l peso de la llave que abre el cielo, espierta de este sueño que aletarga Italia, pues la tienes por el pelo.