Aquella noche, Ridolfi, uno de los capitanes de Orso, había anunciado mejor
presa: justamente acababa de cazar a una joven muy linda, ¡peor para ella si andaba a tales horas por la calle!
Emilia Pardo Bazán
Y se entretuvieron así, padre e hijo, confundidos en la complacencia de la destrucción y la victoria, palpando la
presa, distraídos.
Emilia Pardo Bazán
El saliente monstruoso de la nariz, la falta de mentón, los ojos montaraces, daban al herido el aspecto de un gran pájaro rapaz con el cuello y el pecho enrojecidos por la sangre de su presa.
Más adelante al grito de ¡al toro, al toro! cuatro negras achuradoras que se retiraban con su
presa se zambulleron en la zanja llena de agua, único refugio que les quedaba.
Esteban Echeverría
Y al ver que se carcajeaban de él con una euforia pocas veces vista, principió igualmente a reír con mirada mustia y con agresión
presa ante aquella inaguardada satisfacción de sentirse el foco de atención...
Antonio Domínguez Hidalgo
Montones de esos asquerosos animalejos treparon sobre mi cuerpo tendido e inerme y por más que yo los espantaba, dentro de mi inmovilidad, no lograba ahuyentarlos. Era yo su presa fácil, pero algo los contenía y no lograban carcomer ni los pedazos de ropa que aún me servían de protección.
Multitud de negras rebusconas de achuras, como los caranchos de
presa, se desbandaron por la ciudad como otras tantas arpías prontas a devorar cuanto hallaran comible.
Esteban Echeverría
Todo alcalde o carcelero estará obligado, sin que pueda ser dispensado por orden alguna, a presentar la persona que estuviere presa al magistrado encargado de la policía de la cárcel, siempre que por él sea requerido.
Del cual después que vi la gran bravura que con las armas demostró en la arena, caí presa de amor sin tomar cura hasta que no me vi del alma ajena.
Hacia otra parte, entretanto, dos africanas llevaban arrastrando las entrañas de un animal; allá una mulata se alejaba con un ovillo de tripas y resbalando de repente sobre un charco de sangre, caía a plomo, cubriendo con su cuerpo la codiciada
presa.
Esteban Echeverría
Atena ::Si, en efecto: de Ulises tu adversario es de quien hablo. Áyax ::Se esta allí dentro, señora, sentado y con cadenas: él es la presa que mas me alegra y no quiero, no, que muera todavía.
Se oía tamborilear y chapotear el agua sobre el cercano baluarte, en dirección a la
presa de Slotholm, cerca de la cual desembocaba la calle.
Hans Christian Andersen