¡El Rey tiene harta! Estése vuesa merced encerrada con su Matusalén y déjenos a nosotras
holgar como pudiéremos. Cuanto más, que este señor parece tan honrado que no querrá otra cosa de nosotras más de lo que nosotras quisiéremos.
Miguel de Cervantes Saavedra
Finalmente, tan desgraciado es el culo que siendo así que todos los miembros del cuerpo se han holgado y huelgan muchas veces, los ojos de la cara gozando de lo hermoso, las narices de los buenos olores, la boca de lo bien sazonado y besando lo que ama, la lengua retozando entre los dientes, deleitándose con el reír, conversar y con ser pródiga y una vez que quiso holgar el pobre culo le quemaron.
Majd. debe estar totalmente resignado pero siempre conviene tener atención a la voz del pueblo y holgar mucho cuando V. Majd., por las otras causas de mayor consideración y madura atención, escogiere personas aprobadas del su abuelo, echar al pueblo algunas cosas que estaba dudoso en resolver, y en ejecutarlas se conformaba por la aprobación con que se admitían generalmente.
Vos sola sois aquella con quien mi voluntad recibe tal engaño que, viéndoos
holgar siempre con mi daño, me quejo a vos como si en la verdad vuestra condición fuerte tuviese alguna cuenta con mi muerte.
Garcilaso de la Vega
Dadme, pues, sabiduría, O por amor, ignorancia, Dadme años de abundancia, O de hambre y carestía; Dad tiniebla o claro día Revolvedme aquí o allí ¿Qué mandáis hacer de mí? Si queréis que esté holgando, Quiero por amor
holgar.
Santa Teresa de Jesús
Picar leña y pisar mazamorra dentro del galpón no constituían entretenimiento verdadero; y componer o confeccionar "garras", era imposible, pues sólo un maturrango ignora que no se pueden cortar tientos ni trabajar en guascas en días de humedad. Fuerza es
holgar, "pegarle al cimarrón" y contar cuentos, haciendo rabiar de despecho al temporal.
Javier de Viana
a cristiandad está de luto; conmemora en sus templos, con cantos lagrimosos y lóbregas plegarias, el aniversario de la muerte de Jesús; y Juan Anocibar, nacido y criado en los Pirineos, todo embuido de la fe ingenua que mantiene incólume su reino en aquellas regiones montañosas, cerradas aun a la irrupción del progreso, ni un momento piensa, en ese día del viernes santo, en sustraerse al cumplimiento de los preceptos que le enseñó el cura de su aldea natal: ayunar y holgar.
Respondiera el conde Claros, tal respuesta le fue a dar: -Mi cuerpo tengo, señora, para con damas
holgar: si yo os tuviese esta noche, señora a mi mandar, otro día en la mañana con cient moros pelear, si a todos no los venciese que me mandase matar.
Anónimo
Holgar no le hace ninguna cuenta, pues ha tomado por un tanto, con dos compañeros, un trabajo de alambrado; y por lo que es de ayunar, con sólo mirarle la cara, un poco antes de las doce del día, se tendrá la seguridad de que hace un verdadero sacrificio a sus infantiles convicciones.
Mas la fortuna adversa que a placeres da pesar, por ahí pasó un cazador, que no debía de pasar, detrás de una podenca, que rabia debía matar. Vido estar al conde Claros con la infanta a bel
holgar.
Anónimo
— Descordoja ya tu saña, desensaña tus cordojos. Dexa ya
holgar tus ojos siquiera en esta montaña. Vámonos a mi cabaña, que allí tengo albergadura, y gran abondo y hartura.
Juan del Encina
Yendo adelante ya buena parte del camino, llegamos a un valle de muchas arboledas y muy espeso de verduras y frescura, adonde acordaron aquellos pastores que nos llevaban de holgar un rato, por descansar y curarse de las heridas; así que echáronse todos por aquel prado, y después de haber reposado curáronse sus llagas lo mejor que pudieron: el uno se lavaba la sangre en un arroyo de agua, y otros, con esponjas mojadas, remediaban la hinchazón de sus llagas; otros ligaban las heridas con vendas, y de esta manera cada uno procuraba su salud.