(113) Mas doña Luz á solas Llorando sin consuelo Por su galán oculto Se aflige sin cesar, Y prematura muerte De hinojos pide al cielo Si acaso pudo ingrato Su corazon cambiar.
150 sino porque ya otro fuego en mi pecho se acrisola. Suelo en esta calle ver pasar a un galán mancebo, que si no es el mismo Febo, yo no sé quién pueda ser.
El misterio de los dulces ojos aterciopelados y tristes eran el misterio de mis melancolías en aquellos tiempos, cuando fuí galán y poeta.
Ojalá no fuera así lo que te dice mi boca. Ese Muza embajador del rey moro de Sevilla, es el galán. SANCHO MONTERO: ¡Qué mancilla para dama de su honor!
¿Y quién, señora, ha logrado tu amor? Ana: ………Sólo decir puedo que es un don Carlos de Olmedo el galán. Mas han llamado; mira quién es, que después te hablaré, Celia.
—Ya no tardará, Señor. La Duquesa quiso apartarse cediendo el paso, pero muy galán lo rehusó el Rey: —Las damas primero. El salón, apenas alumbrado por los candelabros de las consolas, era grande y frío, con encerada tarima.
Mas dejemos, por Dios, Señor, a un lado hablar de ira y poetizar de muerte; baste por esta vez lo aquí contado del no menos cruel infiel que fuerte; que es tiempo de volver donde he dejado a Grifón en Damasco y a su suerte con la vil Orrigila y, de su mano, aquel que es su galán, y no su hermano.
¿Hallastes acaso amor más cumplido? ¿Te llama su bella más fino galán?… Cien torres robustas al fin han caído, Las iras calmaron del recio huracán.
LA DAMA ¿Quién es él? MARGARITA Ese viajero que salió con el alba. LA DAMA ¿Un caballero mozo y galán? EL CABALLERO ¿Sobre un caballo overo?
80 esta noche con su amante; de que mi hermano furioso, como a quien está celoso no hay peligro que le espante, con unos hombres trató que fingiéndose justicia —¡mira qué astuta malicia!— prendan al que la robó, y que al pasar por aquí al galán y dama bella, ........
Yo la amaba como a un ángel, con celeste idolatría, y a mi amor correspondía como una mujer vulgar: yo un amor la consagraba emanado de los cielos; ¡y ella el dogal de los celos me apretaba sin cesar! Rosa era conmigo a solas toda expresión, toda fuego: llegaba un galán… y luego me dejaba a mí detrás.
Cortés, galán y afable, pronto a satisfacer, jamás esconde su faz al lidiador más formidable, si una ofensa vengar le corresponde.