Dos veces saltó y se ocultó en la maleza: eran transeúntes, «gente de a caballo», un cura, una
pareja a estilo de Portugal, hombre y mujer sobre una misma yegua, apretados y contentos.
Emilia Pardo Bazán
Y al estrecharla así, al comprender que en ella estaban mi porvenir y el porvenir de la Humanidad futura, que éramos la
pareja, los únicos supervivientes, el Adán y la Eva, no en el Paraíso, sino en páramo del dolor, no supe bien lo que sentía.
Emilia Pardo Bazán
Ante ese espectáculo, los ojos del niño se dilataron de asombro; por hospitalario que fuera su espíritu, no podía aceptar un fenómeno que implicara pareja vitalidad.
De pronto sus vuelos de ángel se tornaban de furia y de sus ojos se desprendían rayos asesinos que fulminaban a la pareja en coito.
Sabedores de adónde se dirigía el que acababa de vender la
pareja de bueyes y regresaba con las onzas de oro ocultas en el cinto, se adelantaban a esperarle en sitio favorable y solitario.
Emilia Pardo Bazán
En aquel mismo punto, una vieja de cara bestial, de recias formas, de saliente mandíbula y juanetudos pómulos, llegó cargada con un haz de tojo que porteaba en la horquilla, y que depositó sobre el montículo de estiércol, adorno del corral. -Fíjese usted bien -advirtió el médico- en esta
pareja.
Emilia Pardo Bazán
Los dos mensú quedaron solos charlando, de resultas de lo cual convinieron en vivir juntos, a cuyo efecto el seductor se instaló con la
pareja.
Horacio Quiroga
No podía ya ver a la
pareja de novios ni a sus regocijados padres, pero durante largo rato los estuvo oyendo cantar y charlar alegremente.
Hans Christian Andersen
Tan sólo faltaba dotar a lo creado con el movimiento infinito llamado vida : De este modo, Teotl-Ipalnemohuani, convertido en Ometecuhtli y Omecihuatl se propuso entonces acercarse más; juntarse más, como los dedos de la mano, para transformarse en la primera pareja dadora de vida: la Dualidad cuatriplicada, hizo nacer cuatro poderes, cuatro potencias unificadas: TEZCATLIPOCA OSCURO (Tezcal: espejo; popoca: ahumeante; la memoria, el recuerdo).
Quien habla de un perro negro Cual si de Alejandro hablara Y dice que con él solo Para una partida basta. Quien apuesta en contra suya Por una pareja blanca, Y quien dice que no hay otros Mejores en la comarca.
Eran los amos de la aldea, los dueños de la quinta; un caballero de barba gris, una dama cuarentona, muy retocada, de traje de percal incrustado de entredoses, sombrero y sombrilla de encaje negro. La
pareja se aproximó a María Vicenta y la interpeló con dulzura: -¡Sea todo por Dios!
Emilia Pardo Bazán
Poco a poco la pareja aumentó con la llegada de los otros compañeros: Dick, el taciturno preferido; Prince, cuyo labio superior, partido por un coatí, dejaba ver los dientes, e Isondú, de nombre indígena.