Que en el empeño De ver su dueño Solo consiga Mayor fatiga Este si que es tormento y dolor fuerte Y este golpe me da mi dura suerte.
¿No es natural que después de leer con dificultad y con fatiga un centenar de autos sacramentales, se quiere hallar un prodigio en cada extravagancia?
Me levanto con esfuerzo, me visto con desidia y salgo con pesar, y cada paso, cada movimiento, cada gesto, cada palabra, cada pensamiento me fatiga como si levantara una enorme carga.
Los perros cambiaban a cada rato de planta, en procura de más fresca sombra. Tendíanse a lo largo, pero la fatiga los obligaba a sentarse sobre las patas traseras, para respirar mejor.
Wyoming acababa de atarse un pañuelo a la frente. Y tendido en el diván, jadeando aún de
fatiga, asistía a la desesperación de su mujer sobre el cadáver del amante.
Horacio Quiroga
Porque dicho se está que, para dispensarme el honor y el gusto de pedirme o encargarme que le pida a mi primo ese pobre barro que se llama dinero, no estará usted pasando tanta
fatiga, sabiendo lo mucho que estimamos a ustedes, y conociéndonos como creo que nos conoce...
Pedro Antonio de Alarcón
Las cuatro horas que empleó en remontar, torturado de angustias y
fatiga, un río que había descendido en una hora, bajo una atmósfera tan enrarecida que la respiración anhelaba en vano, sólo él pudo apreciarlas a fondo.
Horacio Quiroga
Los corazones soportaron la fatiga cuando cazaron en los caminos, pues grande el ser de Pluvioso, Sembrador, Volcán; se alejaron por la montaña, al lado de las tribus a las que mataban.
Cayeron en su frente ardorosa, y la refrescaron; cayeron en sus labios sedientos, y obraron como vino y pan reparadores; cayeron también sobre su pecho, y le infundieron una sensación de alivio, de deliciosa
fatiga.
Hans Christian Andersen
El Capitán ejecutó punto por punto lo que le decía doña Teresa, y al cabo de pocos instantes se hallaba a su lado. La pobre viuda tenía una fiebre muy alta y se ahogaba de
fatiga.
Pedro Antonio de Alarcón
Míster Jones lo atravesó, sin embargo, braceando entre la paja restallante y polvorienta por el barro que dejaban las crecientes, ahogado de fatiga y acres vahos de nitrato.
Y él contestóme con acento blando, con un acento musical: os digo que lo aprendí no sé dónde ni cuándo, porque, a decir verdad, nació conmigo. Ese canto en mi ruta es mi alegría: refresca mi fatiga y mi quebranto; cuando a hablar comencé...