Ella lo aduerme con su lumbre pura, y el mar la arrulla con su eterno grito y le cuenta su afán y su amargura con una voz que truena en lo infinito.
¡Cree la muy orgullosa que está en su casa, y todo su
afán es que acabe de ponerme bueno y me marche, para que mi compañía no la desdore en la opinión de las gentes!
Pedro Antonio de Alarcón
Porque si un hombre en el afán de enriquecerse o conseguir un empleo o una influencia de naturaleza análoga se atreviera a tener con alguno la menor complacencia de las que un amante concede al que ama, si recurriera a las súplicas, si uniera a éstas las lágrimas, jurara, se acostara delante de su puerta y descendiera a mil bajezas de las que un esclavo se avergonzara, no habría ni amigo ni enemigo que no le impidiera envilecerse hasta ese extremo.
Así con largo afán tras la mentira recorren la mansión sin fruto alguno; y tantas son sus ansias y deseos que no saben partir y quedan reos.
Por toda parte, la frente erguida, el vicio se pasea, llevando por divisa «audacia y arte». Tienta, seduce, inflama, ni oro, ni afán perdona; da a la maldad por galardón la fama, se atreve a todo, y triunfa, y se corona.
La grave faz con que salióme al paso me hicieron creerlo digna compañía: no tuve de él jamás indicio o nueva hasta que dionos hoy tan triste prueba; »que tanto me irritó, que a poco estuve de castigar su insólita vileza, de suerte que jamás de nuevo incube afán de andar a justa en la cabeza; mas luego.
Pero sobre todo, siento haber recogido las palabras mágicas del tracio y haber aprendido con tanto afán una cosa que ningún valor tiene.
Su madre, opulentísima señora, andaba loca con el
afán de darle salud, y el médico, fijándose en la índole del padecimiento del niño, decía que, principalmente, dimanaba de una especie de atonía o insensibilidad, efecto de que su sistema nervioso se encontraba como amodorrado o dormido, y no comunicaba al organismo las reacciones vitales y al espíritu la fuerza necesaria.
Emilia Pardo Bazán
Sabía Gayoso que Inesiña era la víctima, la oveja traída al matadero; y con el feroz egoísmo de los últimos años de la existencia, en que todo se sacrifica al
afán de prolongarla, aunque sólo sea horas, no sentía ni rastro de compasión.
Emilia Pardo Bazán
En efecto, todas las guerras no tienen más origen que el afán de amasar riquezas, y nos vemos forzados a amasarlas por el cuerpo, para satisfacer sus caprichos y atender como esclavos a sus necesidades.
Esto es, el sol de agua: ATONATIUH (atl: agua; to: nuestro; nan: madre resplandeciente). Y el mundo volvió a llenarse de gente; a vivir su segunda oportunidad, su segundo ciclo, tras el afán de ser creativos.
Si el historiador de mañana es además de veras comprensivo y dotado de la capacidad suficiente para no dejarse influir por la verdad formal de los documentos oficiales (válvulas de escape o puentes de plata de mucho uso útil), tampoco ha de explicarnos la pacífica devolución de las Malvinas a su auténtico dueño como un acto “ejemplarizante” de justicia internacional… Lo que sencillamente ha de expresar; lo que debe decirnos prosaicamente, es que el venturoso pasaje a que asistiremos nosotros tiene su real y positiva explicación en el hecho de que coincidieron, de un lado la vertical caída del afán imperial de Gran Bretaña (las escaleras se hicieron para subir y bajar) y del otro el auge creciente y merecido del gran pueblo argentino...