No parecía sino que Dios, en su alta justicia, negaba la bendición de los hijos a un matrimonio en que la consorte no los deseaba por el santo instinto del amor de madre, sino por vil orgullo y despreciable codicia; no por la bendita gloria de rodearse de su descendencia, sino por la soberbia y despreciable ansia de humillar y triunfar de una contraria!
mejor desnuda tu cuerpo y sin ropaje deja penetrar mi corazón en tus sosiegos y sin palabras, déjame amar tu boca sin conciencia, sin protesta arrepentida, sin fantasmas descendidos para
humillar en placeres el dolor de los espejos...
Antonio Domínguez Hidalgo
CAPÍTULO XII Texto superescrito Cómo San Francisco quiso humillar al hermano Maseo San Francisco gustaba de humillar al hermano Maseo, con el fin de que los muchos dones y gracias que Dios le daba no le hiciesen envanecerse, sino, más bien, le hiciesen crecer de virtud en virtud a base de la humildad.
Tendremos un trabajo digno y salario, tendremos tierra para trabajar, buena alimentación, hospitales con medicina y con doctores, educación, para todos, laica, gratuita, publica, tendremos independencia, nunca más ningún gobierno va a hacer lo que ha hecho el gobierno de Vicente Fox, que es humillar la memoria histórica de este país ante George Bush y los note americanos, va a ver democracia de a deberás, la nuestra, la de abajo, no de esos políticos que arriba que han convertido su política una mercancía y su quehacer en una prostitución que se viste de encaje.
Y hemos escuchado a las mujeres, de todos los tamaños, estamos cansadas de que nos consideren como a un objeto, al que hay que golpear, sobre el que hay que zacearse, al que hay que perseguir, al que hay q vender, al que hay que humillar y al que hay que matar, ´´hasta morir si es preciso´´, dijeron estas mujeres.
El Cabildo de Lima, el clero, las señoras, todo lo más selecto de nuestra sociedad inter- cedió i or la vida de Berindoaga. Bolívar tuvo la satisfacción de humillar á todos con un desaire.
“Lo que no puedo concebir -escribe indignado a Rosas el 1º de julio de 1839- “es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.
Triunfa el instinto sanguinario de los depredadores retrógradas y muertos de hambre espiritual, resentidos de sus impotencias, que los hace ambicionar, odiar a sus semejantes, envidiar, calumniar, estafar, robar, explotar, humillar, abusar, ser crueles, egoístas, díscolos y asesinarlos en su existencia fugaz que se les ha prestado para ver si se superan por obra y gracia de la voluntad creadora.
Por el hecho de estar especificados como “Vascos”, ¿no eran también españoles-Isabelinos o Carlistas-en su gran mayoría los “Cazadores” del Coronel Brie? ¿Y no les tocaba entonces en parte, reaccionar contra el imprudente intento de humillar públicamente a su Nación?
Eso de que el pueblo se sienta seguro de su destino, eso de que el pueblo se sienta seguro de que nunca más se cometerá un crimen y el que lo cometa será castigado ejemplarmente (EXCLAMACIONES DE: “¡Justicia, justicia!”), eso de que el pueblo vea que por primera vez se está haciendo justicia en nuestra patria, eso de que el pueblo vea que se acabaron los golpes, eso de que el pueblo vea que se acabaron las torturas, eso de que el pueblo vea que se acabaron las humillaciones, que cualquier ciudadano se sienta libre, que cualquier ciudadano se sienta seguro, que pueda andar de día y de noche por las calles que nadie lo va a golpear, que nadie lo va a humillar delante de su mujer y delante de sus hijos (EXCLAMACIONES DE...
No solo nosotros queremos vivir bien, seguramente algunos tienen derecho a vivir mejor, tienen todo el derecho de vivir mejor, pero sin explotar, sin robar, sin humillar, sin someter a la esclavitud.
Quiero decirles, a ese movimiento popular, a esa gente andina honesta de las ciudades, especialmente al movimiento indígena originario, para que vean, no estamos solos, ni en los movimientos sociales ni en los gobiernos de América, de Europa de Asia, de Africa, aunque lamentablemente, hasta los últimos días, la guerra sucia, la guerra mentirosa eso no va; eso hay que cambiar, es verdad que duele. En base a la mentira, en base a la calumnia nos quieren humillar.