Y bien merecía su propietario que Dios le mirase con ojos de misericordia, pues con sobra de razón pregonaban cuantos le conocían su ingénita bondad y su honradez sin tacha y su varonil entereza, que sólo sacaba a relucir cuando, ahito de razón, tenía que probarle a alguno de los muchos mozos de ácana que frecuentaban su «mo de vivir» que cuando eran llegadas las ocasiones, sabía él también jugarse a cara o cruz la integridad de la gallarda persona.
Su rostro
varonil y su arrogante presencia me conmovían profundamente y yo, como una tonta, le demostraba inconscientemente mi debilidad, mis dormidos deseos de sexo, de un sexo diferente al cotidiano de esposa santa...
Antonio Domínguez Hidalgo
Y tú, mi dulce amiga, cuyo hermoso corazón es el ara del amor conyugal y la ternura, que por seguir y consolar tu esposo, en tabla mal segura osaste hollar con varonil denuedo mares por sus naufragios tan famosas, y cortes más que mares procelosas; tú, que aun en medio del dolor serena, viste abrirse a tus pies la tumba oscura, ni asomada a su abismo te espantaste, y ansiedad, y amargura, en los pesares sólo, mal merecidos, de Risel mostraste, o cuando el tierno pecho te asaltaba dulce memoria de tu patria ausente; ¡oh!, entonces no sabías que al volver a tu patria y tus amigos en premio el cielo a tu virtud guardaba lo que negó a diez años de deseos, y que madre a tu madre abrazarías.
Y el hecho de que esa guerra no haya cesado exigirá de nosotros una continuidad de propósitos, una continuidad de rendimiento y una exaltación varonil de nuestro ánimo de unidad.
Los estoicos, habiendo entrado en varonil camino, no cuidan de que parezca ameno a los que han de caminar por él, tratan sólo de librarlos con toda presteza de los vicios, colocándolos en aquel alto monte que de tal manera está encumbrado y seguro, que no sólo no alcanzan a él las flechas de la fortuna, sino que aun les está superior.
ubiendo la negra roca de embarazosa montaña, contrabandista español bridón andaluz cabalga. Lleva el trabuco a su lado, el cuchillo entre la faja, y con el humo del puro su voz varonil levanta.
A éste vuestro, lo concebimos tal cual lo pensasteis con prescindencia de nosotros y, por imperativo de vuestra libre conciencia argentina, que a esta altura de la averiguación del pasado sabe y lo acaba de expresar en libro que por lo brillante, sesudo y varonil será inmortal, uno de vosotros mismos – mi ilustre amigo Manuel Galvez – que Artigas, caudillo de los orientales, es o fue el “verdadero padre y creador del federalismo y de la democracia” en la Argentina.
La monja me clavó los ojos, que bajo los párpados llenos de arrugas fulguraban apasionados y violentos: —A una niña que es un ángel, sí ¡Comprendiendo que por su buen talle ya no puede hacer conquistas, finge usted una melancolía varonil que mueve a lástima el corazón!
Y no te parezca que esto es una aspereza de la doctrina estoica, pues Epicuro (a quien vosotros tenéis por patrón de vuestra flojedad, y de quien decís que os enseña doctrina muelle y floja, encaminada a los deleites) dijo que raras veces asiste la fortuna al sabio: razón poco varonil.
Sea esta dotrina difunta para los que viven, y corra por su cuenta la elección del dictamen, que el mío no es desnudo y fantástico. Medio es que en otra conjura tomó aquella heroica y varonil mujer Amalasuenta.
Llevaba en su físico un pasaporte que le conquistaba univer- sales simpatías. Era del número de los favorecidos por Dios con varonil belleza, palabra halagüeña y despejada inteligencia.
Y a los gritos del mayoral, y a los sonoros crugidos de su látigo, arrancaron las robustas mulas, arrastrando la diligencia, entre cuyos viajeros destacábase el rostro varonil y agitanado de Currito el Carabina.