omencemos nuestro canto por las Musas Heliconíadas, que habitan la montaña grande y divina del Helicón. Con sus pies delicados danzan en torno a una fuente de violáceos reflejos y al altar del muy poderoso Cronión.
Durante un instante quedó estupefacto por la brutal revelación. Después se puso a correr en torno a las ruinas. Allí, plenamente visible a la luz del incendio, yacía el cadáver de una mujer: el rostro pálido vuelto al cielo, las manos extendidas, agarrotadas y llenas de hierba, las ropas en desorden, el largo pelo negro, enmarañado, cubierto de sangre coagulada; le faltaba la mayor parte de la frente, y del agujero desgarrado salía el cerebro que desbordaba sobre las sienes, masa gris y espumosa coronada de racimos escarlata –la obra de un obús.
Matasiete se tiró al punto del caballo, cortóle el garrón de una cuchillada y gambeteando en
torno de él con su enorme daga en mano, se la hundió al cabo hasta el puño en la garganta mostrándola en seguida humeante y roja a los espectadores.
Esteban Echeverría
Este último incidente pudo haber provocado una guerra de incalculables proporciones, al producirse, en torno a Cuba, el choque de norteamericanos y soviéticos.
de esfuerzo y de ansia, van arrancando pellones de tierra de la trinchera, tierra densa, compacta, rojiza, que forma en
torno de ellos montones movedizos, en los cuales se sepultan sus desnudos pies.
Emilia Pardo Bazán
Retumbaban en torno la oscura tierra el son de sus cantos, y un delicioso ruido subía de debajo de sus pies al tiempo que marchaban al palacio de su padre.
Su estandarte agitaban encenizados vientos que en sí llevan del mar la divina hinchazón, y en torno a ellos abrían grandes surcos sangrientos.
En torno a él se extiende un muro de bronce y una oscuridad de tres capas envuelve su entrada; encima además nacen las raíces de la tierra y del mar estéril.
Tendió en
torno suyo una mirada de inexplicable regocijo, dejó ver en sus labios la inmortal sonrisa del triunfador, y así, transfigurado y hermoso, con el doble temblor de la muerte y del entusiasmo, pronunció las siguientes palabras, entrecortadas y solemnes como las campanadas del toque de agonía: - ¡Franceses!...
Pedro Antonio de Alarcón
En nuestro mundo en lucha, todo lo que sea discrepancia en torno a la táctica, método de acción para la consecución de objetivos limitados, debe analizarse con el respeto que merecen las apreciaciones ajenas.
Y esto lo dijo la vieja al ver cómo aquél deslizábase ágil como una serpiente por sobre el brocal del pozo y un momento después estrechaba entre sus brazos a Pepita, que miraba en torno suyo como asustada.
Como Secretario del Estado su labor fue ejemplar y por ello las fuerzas revolucionarias se aglutinaron en torno a él, postulándolo nuestro partido, en aquel entonces Nacional Revolucionario, como candidato a la Presidencia de la República.