Temía la noble viuda, primero por su hija, después por el resto del género humano, y en último término por sí propia; y temía la gallega, ante todo, por su querido pellejo: en segundo lugar, por su estómago y por el de sus amas, pues la tinaja del agua estaba
casi vacía, y el panadero no había aparecido con el pan de la tarde, y, en tercer lugar, un poquitillo por los soldados o paisanos hijos de Galicia que pudieran morir o perder algo en la contienda.
Pedro Antonio de Alarcón
Dice José Victorino Lastarria a este respecto: “El vaticinio no podía dejar de cumplirse, pues los iracundos estallidos de odio de los servidores del antiguo régimen han labrado siempre la gloria futura de sus víctimas y han contribuído al triunfo de la verdad y de la libertad casi con más eficiencia que los esfuerzos de los que la sustentan” .
Poco tardaron en conocer las caritativas hembras que el gallardo capitán no estaba muerto, sino meramente privado de conocimiento y sentidos, por resultas de un balazo que le había dado de refilón en la frente, sin profundizar
casi nada en ella.
Pedro Antonio de Alarcón
Y tal vez hubiera realizado una hazaña casi imposible aquel día y hubiera reinado entre mortales e inmortales, de no haber sido tan penetrante la inteligencia del padre de hombres y dioses.
Nuevamente se iniciaron las luchas en el sur del país y fueron adquiriendo mayor intensidad hasta llegar al momento actual, en que el ejército norteamericano se compone de casi medio millón de invasores, mientras las fuerzas títeres disminuyen su número, y sobre todo, han perdido totalmente la combatividad.
Ridolfi, gruñendo, cumplió la orden.
Casi al punto mismo en que salía el preso, se presentó en la sala del festín una mujer vieja, con un chiquitín en brazos.
Emilia Pardo Bazán
Mis dias ¡con que dolor los profiero! pasaron veloces: mis pensamientos se disiparon casi en su nacimiento, y tienen mi corazon en un tormento insoportable.
«Si volase una perdiz, si cruzase una liebre...» Pensaba en esta hipótesis, cuando un relámpago blanco y color canela lució entre un seto. Mansegura se echó la carabina a la cara y disparó
casi sin apuntar.
Emilia Pardo Bazán
Pero en la puerta halló atravesada la silla de ruedas de don Jorge, el cual, con los brazos abiertos y los ojos
casi fuera de las órbitas, le cerraba el paso diciendo: -¡No entre usted, Angustias!
Pedro Antonio de Alarcón
Pero cuando es el amor intemperante el que prevalece en la constitución de las estaciones, destruye y arrasa casi todo, engendra la peste y toda clase de enfermedades que atacan a los animales y las plantas; las heladas, el granizo y el añublo provienen de este amor desordenado de los elementos.
en aquel mismo instante sonó un tiro muy próximo; y como la pobre viuda, que también se había acercado a la ventana, viera a su hija detenerse y tentarse la ropa, lanzó un grito desgarrador, y cayó de rodillas,
casi privada de sentido.
Pedro Antonio de Alarcón
Porción de viejos achacosos cayeron en consunción por falta de nutritivo caldo; pero lo más notable que sucedió fue el fallecimiento
casi repentino de unos cuantos gringos herejes que cometieron el desacato de darse un hartazgo de chorizos de Extremadura, jamón y bacalao y se fueron al otro mundo a pagar el pecado cometido por tan abominable promiscuación.
Esteban Echeverría