Queipo de Llano (aludido como «el general-speaker con su pintoresco tonillo de jaque») arenga a sus tropas desde su emisora de radio en Sevilla e intenta minar la moral de los que él denomina «la canalla marxista», «los hijos de la Pasionaria» o «bandidos rojos».
Así de sencillo: me aburrí. Nada de lo que escribía me gustaba, se infiltraba impajaritablemente un tonillo nasal vicioso y desagradable.
Bebió ésta, bebieron sus hijos, y como al llegar a la mitad del corro faltase líquido, la escanciadora se retiró al centro de la sala, y exclamó en el tonillo de rigor: -A rial pa los dolientes.
Y sacando del bolsillo del pecho una cartulina de cantos dorados, mister Podgers la presentó con un profundo saludo a lord Arthur, que leyó lo siguiente: -Recibo de diez a cuatro -murmuró míster Podgers con tonillo mecánico- y hago descuentos a las familias.