Por eso no podemos decir "este día de ayer" o "aquel día de hoy" ni "aquella tiza que tengo en la mano ahora mismo", por ejemplo.
Para objetos más pequeños, se ha sugerido la instalación de velas solares de tal modo que la presión solar lo aparte de su trayectoria e incluso aplicar el llamado efecto Yarkovsky espolvoreando parte del objeto con tiza (blanca) u hollín (negro).
La RAE acepta alrededor de 200 préstamos del náhuatl al español, incluyendo: acocil, aguacate, ahuehuete, ajolote, amate, atole, ayate, cacahuate, camote, canica, capulín, chamagoso, chapopote, chapulín, chayote, chicle, chile, chipotle, chocolate, comal, copal, coyote, cuate, ejote, elote, epazote, escuincle, guacamole, guajolote, huachinango, huipil, hule, jacal, jícama, jícara, jitomate, macana, mecate, mezcal, milpa, mitote, mole, nopal, ocelote, ocote, olote, papalote, pepenar, petaca, petate, peyote, pinole, piocha, popote, tlalcoyote, pilcate, chalmichi, pulque, quetzal, tamal, tejocote, tianguis, tiza, tomate, tule, zacate, zapote, zopilote.
Durante los años que duró el conflicto bélico, empezó a dar sus primeros pasos artísticos, con algunos trabajos enfocados en dibujos a la tiza y a la tinta china.
—grita. El asistente se acerca, sombrío. —¡Ordene! —¡Les hemos dao hacha y
tiza! —exclama el viejo. —¡No tendrán queja e nosotros!
Yamandú Rodríguez
Los valles que se veían al pie de las montañas se dibujaban en el horizonte negruzco como líneas inmensas trazadas con tiza sobre una pizarra gigantesca.
« ¡Menudo lio habrán armado en sus pizarras antes de que el juicio termine!», pensó Alicia. Uno de los miembros del jurado tenía una tiza que chirriaba.
Ánimo, voy a entrar. (entra) ¡Bella muchacha, joven y graciosa, mucho más blanca que la tiza! MONOSTATOS, PAPAGENO (se asustan el uno al otro) ¡Uh!
El bueno de Ampère tomaba las traseras de los coches de punto por sendos pizarrones. Sacaba la tiza del bolsillo y las cubría de cálculos indescifrables.
Grignr empezó a tambalearse bajo el ente informe, la cara blanca como la tiza y los músculos titubeantes testigos de su pérdida de sangre.
Bajaron los ingenieros con sus instrumentos y después de dos horas más o menos nos marcaron con
tiza en la pared donde debíamos abrir la galería.
Baldomero Lillo
El vasco era conocedor; le gustaron unos carneros de sangre casi pura, que eran la flor de los productos del año; y después de haber tratado por el precio, apartó doce animales, marcándolos con tiza en la cabeza, y se volvieron a las casas a concluir el arreglo y tomar un mate.