No obstante, como prueba de la intención, fue la composición, por parte del mismo Céspedes, de la Marcha a Manzanillo, himno patriótico con el cual pensaba soliviantar el espíritu público de los manzanilleros cuando tomara la plaza; importante fue también la firma del Manifiesto de la Revolución que sería rubricado en Manzanillo y no en el lugar donde ciertamente se verificó y juró: el ingenio La Demajagua.
La primera, que le costó el encarcelamiento, por un alboroto anticlerical contra una expedición de peregrinos que se dirigía a Roma -en 1892 había publicado un novelón contra los jesuitas titulado La araña negra -. La segunda vez fue en 1896 por soliviantar a las masas contra la guerra de Cuba, lo que le obliga a huir a Italia.
Desde el principio de la epopeya del 16 de julio de 1809 hasta los últimos años de la colonia, no cesó de soliviantar a sus contemporáneos contra el despotismo del régimen español.
"Se transformó, fue otro", le comentó años después al mismo Romero para otro trabajo más amplio como sobre el tema como es El chico de la sombrilla ("Era una función fundamental improvisar unos versitos, soliviantar a todo un estadio y que de pronto, veinte, treinta mil personas lo estuvieran coreando.