Nutrirían con sus jugos, en vez de ortigas y cardos, las plumeadas araucarias, las palmeras elegantes, las fragantes magnolias, las camelias indiferentes a todo en su charolado
orgullo.
Emilia Pardo Bazán
Y es cosa poco común, pues la inmensa mayoría de los pavos se juzga muy avisada, y se hincha y robumba de
orgullo, por tan ventajosa opinión de sí propia.
Emilia Pardo Bazán
Sin el orgullo austero de la mala fortuna, aunque quieren odiar, solo guardan rencor; de la afrenta desdeñan tomar venganza alguna.
Es ángel poderoso quien les tiene vencidos; enrojece el ocaso de su espada el fulgor, pero están sus espíritus por el orgullo henchidos.
Acepté el apellido Simpson con cierta repugnancia, porque el mío, el verdadero, Froissart, tiene razones para un perdonable orgullo, pensando en fundar mi descendencia desde el inmortal autor de las "Crónicas".
Con orgullo se expresan sus amores estos viejos amantes afligidos; Ella le dice «¡te amo!» en sus fulgores, y él responde «¡te adoro!» en sus rugidos.
El árbol hizo un gesto con la cabeza, como significando: «¡Qué cosas dices!». Pero el alforfón, pavoneándose de puro
orgullo, exclamó: -¡Tonto de árbol!
Hans Christian Andersen
De igual modo por Gigante de la Tierra eran removidas las montañas; por él eran agitadas las montañas pequeñas, las montañas grandes. Los hijos de Principal Guacamayo hacían también de ello una causa de Orgullo: “¡Vosotros!
-¡Yo puedo besarlo! -decía con
orgullo, rodeándole el cuello con los brazos; en ello ponía su pundonor. Antón se dejaba, sin darle mayor importancia.
Hans Christian Andersen
—decía, riéndose de una manera extraña y diabólica—. ¿Con que a mi Sara, al
orgullo de la tribu, al báculo en que se apoya mi vejez, piensa arrebatármela un perro cristiano?
Gustavo Adolfo Bécquer
Los empleados dan prisa a su labor: rasgar de lápices, doblar de hojas, abrir y cerrar de archiveros, de escritorios. Ruido de sillas arrastradas. Tacones que golpean su
orgullo en el mosaico aparentemente limpio. Balumba metódica.
Antonio Domínguez Hidalgo
Rodomonte, al que abrasa orgullo y furia, ya ha limpiado la plaza de canalla: la espada en una mano ahora blande, con la otra el fuego abrasador expande.