Diz que a la puerta de una posada se hallaba un muchacho vestido de harapos, en circunstancias de llegar caballero en briosa mula un fraile de campanillas, el cual dirigiéndose al
mozalbete, dijo: -Mancebo, téngame el estribo y darele un real de cruz.
Ricardo Palma
Verdad es que yo conocí aun en aquellos tiempos más de cuatro..., de las cuales una se escapó con un
mozalbete a quien quería, porque la tenían oprimida sus padres; otra cogió una pulmonía que la echó al hoyo en pocos días, de ver al suyo a deshoras por la reja (porque no se entraban los hombres en las casas de honor con la facilidad de ahora); otra que se aficionó del criado de su casa más de lo que a su recato y buen nombre convenía, porque no veía a alma nacida, y hubo lo que Dios fue servido y se murieron sus padres de pesadumbre; y otra, por fin, se murió ella misma de tristeza en un convento, donde la metieron por fuerza sus padres, llenos de prudencia, por miedo de que se perdiese en el siglo...
Mariano José de Larra
Habiendo una mañana amanecido con fiebre alta, el buen andaluz llamó a su hijo mayor,
mozalbete de quince años cumplidos, tan groserote como el padre que lo engendrara, y encomendóle que fuera a la ciudad a hacer la entrega de cántaras, de a ocho azumbres, de leche morisca o sin bautizar.
Ricardo Palma
Púseme a mirar en seguida con bastante atención a otro
mozalbete muy bien vestido, cuya fisonomía me chocó, y el mozo, que gusta de hablar a veces conmigo porque le suelo dar algunos cuartos siempre que tomo algo, y que conoce mi curiosidad, se acercó y me dijo: –¿Está usted mirando a aquel caballero?
Mariano José de Larra
Para huir de éste y otros inconvenientes no más aseados, conviene que salgamos de aquí cuanto más antes. Ya estamos en plena civilización otra vez, y a fe que no lo deducirás del cantar que de entonar acaba ese mozalbete de blusa...
Era yo mozalbete y, como otros muchos creía que para merecer título de vivanquista de primera agua bastaba y sobraba con no discrepar en la pronunciación de aquellas consonantes.
No creí fuera tan mala cosa que así la vista nos regala. ¿Serás monstruo también, amiga mía? - ¡Oh, no!, responde quedo el mozalbete, es el miedo que tengo. - ¡Cómo!
Sorprendiole en sus sucios ejercicios una vez el maestro de novicios, y el converso, turbado, queriendo se ocultase su pecado, imploró la piedad del reverendo, el cual así le dijo sonriendo: -Hermano, yo conozco la flaqueza de la naturaleza; sé que en esta mansión de santa calma la carne nos domina cuerpo y alma, y a perdonar su culpa me acomodo; pero quiero me diga de qué modo puede hacerse ilusión consigo mismo, pues, aunque usaba yo del onanismo cuando era mozalbete sin dinero, luego que descubrí cierto agujero que tienen las mujeres, Sólo con ellas pude hallar placeres.
Y el diablo del chico, según se iba haciendo mozalbete, como si le probasen mejor las raíces cuadradas y los logaritmos, que el rábano y el hígado de bacalao, iba echando...
La niña, resentida, vuelve la espalda y quédase dormida; el mozalbete, en tanto, bien quisiera imitar a la bella, de cansado que estaba; mas ocúpale el cuidado de escaparse, que así son los amantes: ¡tan prontos por marcharse a la carrera cuanto para llegar lo fueron antes!
¿Les parece a ustedes que su delito era poca garambaina? «¡Cómo! ¿Así no más se pasa un
mozalbete por la calle, muy cuellierguido y sin quitarse el sombrero ante la autoridad? ¡Qué!
Ricardo Palma
-¡Por la cruz de mis calzones, que guapo mozo se pierde -decía un
mozalbete andaluz bien encarado- por culpa de una mala pécora, casquivana y rabicortona.
Ricardo Palma