Preguntó don Diego a Carriazo que qué transformaciones eran aquéllas, y qué les había movido a ser él aguador y don Tomás mozo de mesón.
De lo que había visto y oído extraje la conclusión de que el artista, movido por algún inexplicable capricho del destino, o presa quizá de un acceso de pasión tan entusiasta como fantástico, se había unido a una persona por completo inferior a él, y que no había tardado en sucumbir a la consecuencia natural, o sea a la más viva repugnancia.
Recuerdo que hay otra causa paralela por encubrimiento, donde los acusados sí están en el país, que no se ha movido ni un milímetro.
Cuando una de estas mitades perecía, la que la sobrevivía buscaba otra a la que de nuevo se unía, fuera ésta la mitad de una mujer entera, lo que hoy llamamos una mujer, o un hombre, y así iba extinguiéndose la raza. Movido Júpiter a compasión, imagina un nuevo expediente: pone delante los órganos de la generación, que antes estaban detrás; se concebía y vertía la semilla, no el uno en el otro, sino sobre la tierra como las cigarras.
Las mujeres, al entrar, se encubrían cuidadosas con velos de diversas calidades mientras ellos quedaban al descubierto. El enlutado no se había
movido del sitio que parecía haber seleccionado para algo.
Antonio Domínguez Hidalgo
Hablan doña Ana y Celia aparte. Ana: (A lástima me ha movido su belleza y su desgracia. Bien dice mi hermano, Celia.) Celia: (Es belleza sobrehumana; y si está así en la tormenta ¿cómo estará en la bonanza?) ........
¿De dónde el valor y constancia que tienes para sufrir la infamia, la ignominia y el aborrecimiento popular si te has envejecido gozando de su aplauso, siguiéndote siempre su inexpugnable favor, movido de una cierta inclinación de los entendimientos?
Y tan enorme se hizo aquel soplar que, remolinos, trombas y ciclones hicieron desquebrajarse los cientos de chozas donde habitaban, cual hormigas, los humanos perdidos. Todo era movido en un vórtice espeluznante: arena, piedras, rocas, arbustos, aguas, casas, alimañas y hombres.
Dice Platón, que no hay ningún rey que no sea originario de esclavos, ni ningún esclavo que no lo sea de reyes. Una larga variación ha mezclado todas estas cosas, y de arriba a bajo las ha movido la fortuna.
A mí me han movido a risa, señor Presidente – lo confieso – semejantes puntualizaciones y casi he estallado cuando he visto durante el transcurso del debate en que estamos, el hecho de que, seriamente, en este Senado instituido por la Constitución y por ella consagrado órgano de gobierno y autoridad se nos haya venido a iluminar con la aclaración de que en el convenio está precisado que todo lo que a él concierne se hará siempre dentro de los cánones de la ley fundamental.
Por fin, tras largo silencio, aquel triste objeto caro iba a apartar de Genaro movido de compasión, cuando él, del sillón de cuero alzándose de repente exclamó con voz potente y acento de inspiración: «¡Ea!, ya luce mi estrella de bienandanza y de gloria; iluminado por ella seguro de hoy más iré: no habrá mar que se me oponga, no habrá sima que me espante, marcharé siempre adelante con las alas de mi fe.
Seguramente el padre dormía ya, en la de la derecha donde no había luz. Movido por un impulso irresistible arranqué unas cuantas flores de los matorrales, calculé el peso necesario para que el ramo llegara a su destino, fijé en él mi tarjeta y volví a bajar al jardín.