Un punto blanco sobre el agua muda, sobre aquella agua de esplendor desnuda, se ve brillar en el confín lejano: es una garza inconsolable, viuda, que emerge como un lirio del pantano.
(...Era su rubia cabellera como el ala de un ave que fuese una quimera...) Se han deshojado los rosales mustios y fatigados (...Oh sus manos liliales cuyos dedos cansados deshojan los males...) Y dijeron las hadas: "Tus dorados cabellos serán aúreo manojo del celeste trigal; en tus ojos pondremos zafirinos destellos, en tus ojos azules tendrás todo el Ideal." La brisa viene leve y nemorosa rizando el agua muerta del pantano y un surtidor romántico y lejano desata una elegía dolorosa.
¿Pero hacia dónde? Subercasaux había ya oído en sus noches de insomnio el tronido
lejano del bosque, abatido por la lluvia. La primavera suele ser seca en Misiones, y muy lluvioso el invierno.
Horacio Quiroga
Como un sueño
lejano, como una dicha de inapreciable rareza que alguna vez poseyó, se figuraba que podía quedar todo el día en cama, caliente y descansando, por fin, mientras oía en la mesa el ruido de las tazas de café con leche que la sirvienta —aquella primera gran sirvienta— servía a los chicos...
Horacio Quiroga
Y digo "hoy día", porque sólo últimamente he comenzado a llamarme así. El motivo fue heredar un importante legado que me dejó un pariente lejano llamado Adolphus Simpson.
Por el Dios que veneramos, por el manto celestial, dile a este desventurado si en el Edén lejano a Leonor, ahora entre ángeles, un día podré abrazar".
Marchó de cara al moribundo día, hacia el lejano resplandor postrero, y a manera de sol que se moría, su planta iba sangrando en el sendero.
estaban allí, en Volcán. Con ellos estaban todos aquellos que habían ido al lejano Oriente y que se extendieron por la montaña; todos numerosos.
Incapaz para la venganza, al verlos partir recordé a la niña de los ojos aterciopelados y tristes, y lamenté con un suspiro que no tuviese las formas gráciles de aquel efebo. Toda la noche hubo sobresalto y lejano tiroteo de fusilería.
Por fin, cuando regresaron a TOLLAN los enviados por HUEMAC a ANAHUAC, se presentaron pálidos ante él, quien con mirada terrífica les preguntaba de los resultados: -Señor HUEMAC, una tremenda congoja nos aflige, pues allá en Chapultépec, un cerro que emerge de las aguas al poniente del valle tan lejano de aquí, los tlaloques que derrotamos hace ya más de cuatro años, nos mostraron en abundancia todo lo que hoy falta en TOLLAN: Las plumas de quetzal, los CHALCHIHUITES, el maíz, los frutos, los nopales, las tunas y los magueyes.
El muchacho se interrumpió. Oíase lejano clamoreo de femeniles voces asustadas. Las voces corrían la casa clamando: —¡Qué desgracia!
Un cortejo formado por sabios ancianos, TLAMATINIME, TEOPIXQUES, los dedicados a no olvidar nuestra gratitud para la energía creadora, vestidos como la noche y de largas y limpias cabelleras, escoltaban a la virgen inmaculada, llegada de un pueblo muy lejano con el fin de dedicarse a la meditación creadora en la casa de la meditación: TEOCALLI.