ignoto

ignoto, a

(Del lat. ignotus, no conocido.)
adj. Que es desconocido o no ha sido descubierto se adentraron en unas tierras todavía ignotas. inexplorado conocido
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

ignoto, -ta

 
adj. No conocido ni descubierto.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

ignoto, -ta

(ig'noto, -ta)
abreviación
que no se conoce o no ha sido descubierto un paraje ignoto
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

ignoto

, ignota
adjetivo
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

ignoto:

desconocido
Traducciones

ignoto

unknown

ignoto

ignoto

ignoto

ADJ (liter) (= desconocido) → unknown; (= no descubierto) → undiscovered
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
References in classic literature
Tú, vestida a medias por muselinas frágiles, Temblorosa allá, bajo la nieve y el granizo, ¡Cómo llorarías tus ocios dulces y francos, Si, el corsé brutal aprisionando tus flancos, Tuvieras que espigar tu cena en nuestros fangos, Y vender el perfume de tus encantos extraños, Indolente la mirada, y siguiendo, en nuestras sucias neblinas, De los cocoteros amados los fantasmas dispersos! Amor de lo ignoto, jugo de la antigua manzana, Ancestral perdición de la mujer y del hombre, ¡Oh, curiosidad!
Partiré leña contigo. -No -respondió Ignoto-, lo primero es que dejes estos alrededores, que son muy peligrosos para ti. Vente conmigo.
Los atenienses, enamorados de lo perfecto, no se suicidaban; no querían perturbar con lo ignoto la armoniosa teoría de sus ritmos; no querían oscurecer la faz radiante de sus estatuas con la sombra del Enigma; negaron la muerte sonriendo; robaron la carne a las podredumbres, haciendo de ella una llama alegre, y cubrieron con una máscara de flores las fauces del horror.
¡Qué plato para el príncipe de Colmania, habituado a desdeñar melindrosamente pechugas de faisán con trufas! En aquel momento entró Ignoto, y se mostró muy alegre al ver a Amado.
Cuando los perseguidores se alejaron después de registrar mucho, salió Amado de su escondite y, viendo la ventana abierta y la azotea delante, arrancó un grueso y largo cordón de seda que recogía el cortinaje de su lecho, lo ató al balaustre y se descolgó por él hasta el pie del castillo, desde donde, y como si tuviera alas en los talones, emprendió a correr y no paró hasta la cabaña de Ignoto.
IV Sobre luces mortecinas se proyectan sus efigies desnudadas en alcobas agotadas de plegarias sin fusión y en el páramo infinito de su ruta sin jornal se desangra en las arenas la figura desolada de su océano corazón. Recónditas palabras que se pierden en los vientos retorcidos de agonías por el entierro de su ignoto desamor.
Bajo la guerra interminable y feroz canta una inmensa armonía. Lentamente se prolongan nuestros nervios, uniéndonos a lo ignoto. Lentamente nuestra razón extiende sus leyes a regiones remotas.
Mas, mientras llega el postrimero día, de tus justicias el rigor tremendo tal vez recuerdos suyos nos envía: como cuando al ruinoso terremoto mandas, que desalado de repente llega con sordo subterráneo estruendo, cubriendo el alma de pavor ignoto: el suelo como el mar se hunde y levanta; el polvo entenebrece el aire todo; de la cima a la planta, cual gigante beodo, tiembla y vacila la encumbrada torre; huye del muro y suspendido techo y a las plazas y campos rauda corre, en confuso tropel, la triste gente, que, de espanto amarilla, y con rápida mano hiriendo el pecho, dobla en tierra la trémula rodilla: O como cuando sueles recorrer los espacios celestiales en tu ligero reluciente coche que arrebatan sonantes vendavales, tus alados prestísimos corceles.
Ignoto no estaba en la cabaña; pero hacía luna, la puerta se hallaba franca, y Amado pudo ver el pobre banco del leñador sobre el cual se tumbó muerto de fatiga.
En los albardones así formados, abundaban los pastos tiernos, el trébol y el cardo, contrastando con la pobreza relativa de los bajos anegadizos; y al mirar esas lomas fértiles, pero tan poco extensas, se acordaba el viejo de los pagos del norte, de las espléndidas costas del Paraná, de donde había emigrado, en 1832, cuando, joven aún, había arreado su hacienda, hacia el sur ignoto, en busca de pasto, «por esa gran seca que hubo».
Pero ya cruzaba por el campo el ferrocarril, y el estanciero resolvió ir a pasar una temporada con toda su familia en ese dominio ignoto todavía de él y los suyos.
Las varias gentes del mundo, que a despecho de los cielos y del ignoto ponto proceloso, abrió a Colón su audacia o su codicia, todas ya para siempre recobraron en Junín libertad, gloria y reposo.» «Gloria, mas no reposo» -de repente clamó una voz de lo alto de los cielos-; y a los ecos los ecos por tres veces «Gloria, mas no reposo», respondieron.
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