No basta no matar, es preciso acrecentar y mejorar las vidas ajenas; no basta no fornicar, sino que hay que irradiar pureza de sentimiento; ni basta no hurtar, debiéndose acrecentar y mejorar el bienestar y la fortuna pública y las de los demás; ni tampoco basta no mentir, sino decir la verdad.
Todo lo que podía sisar y hurtar, traía en medias blancas; y cuando le mandaban rezar y le daban blancas, como él carecía de vista, no había el que se la daba amagado con ella, cuando yo la tenía lanzada en la boca y la media aparejada, que por presto que él echaba la mano, ya iba de mi cambio aniquilada en la mitad del justo precio.
No quiso Catón que Canidio pudiese hurtar; no le dejó Bruto que hurtase; quedó Roma deudora a los dos de lo que era suyo dos veces: la una porque se lo dieran, la otra porque no se lo dejaron quitar.
Consideración llamo hurtar tanto que, habiendo para satisfacer al que invidia, y para acallar al que acusa, y para inclinar al que juzga, sobre mucho para el delincuente que hurtó para todos.
De aquél tiene noticia la horca, que hurtó tan poco, que antes de la sentencia faltó qué le pudiesen hurtar. Texto Después que con las armas de Pompeyo y César y con los tumultos del Imperio fue amotinada la paz de la república, Bruto se inclinó a la facción juliana, porque su padre había sido muerto por Pompeyo; mas, considerando después que era obligado antes a asistir a la razón de su patria que a la suya, y juzgando por más honesta la causa de tomar las armas en Pompeyo que en César, se llegó a Pompeyo, si bien antes, cuando le vía, no le saludaba, teniendo por maldad impía comunicar, aun con la cortesía, al matador de su padre.
arece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo; y la gana del
hurtar y el
hurtar son en ellos como accidentes inseparables, que no se quitan sino con la muerte.
Miguel de Cervantes Saavedra
Una, pues, desta nación, gitana vieja, que podía ser jubilada en la ciencia de Caco, crió una muchacha en nombre de nieta suya, a quien puso nombre Preciosa, y a quien enseñó todas sus gitanerías y modos de embelecos y trazas de
hurtar.
Miguel de Cervantes Saavedra
-Con su pan se lo coma -dijo Rincón a este punto-; no le arriendo la ganancia; día de juicio hay, donde todo saldrá en la colada, y entonces se verá quién fue Callejas y el atrevido que se atrevió a tomar,
hurtar y menoscabar el tercio de la capellanía.
Miguel de Cervantes Saavedra
-Si no se paga -respondió el mozo-, a lo menos regístranse ante el señor Monipodio, que es su padre, su maestro y su amparo; y así, les aconsejo que vengan conmigo a darle la obediencia, o si no, no se atrevan a
hurtar sin su señal, que les costará caro.
Miguel de Cervantes Saavedra
-Yo pensé -dijo Cortado- que el
hurtar era oficio libre, horro de pecho y alcabala; y que si se paga, es por junto, dando por fiadores a la garganta y a las espaldas.
Miguel de Cervantes Saavedra
Viendo, pues, esto Andrés, dijo que él quería
hurtar por sí solo, sin ir en compañía de nadie; porque para huir del peligro tenía ligereza, y para cometelle no le faltaba el ánimo; así que, el premio o el castigo de lo que hurtase quería que fuese suyo.
Miguel de Cervantes
Pero el carnero les gritó: -No os asustéis. ¿Adónde vais? Ellas le contestaron: -A casa de Benibaire a hurtar tres cantaritos de aceite. -¿Queréis que vaya?