¡Un instante ligero de bonanza la engríe y desvanece, y ya se ve, de América señora en esperanza, hollar su cuello con soberbio pie!
Y tronó en los espacios vengadora su voz, hondo murmullo de rayos, fulminando al crimen, a la guerra y al orgullo, prediciendo a la plebe pecadora largas horas de llanto, tras las cuales, purificada y bella, surgiría la ciudad del Señor; y a Babilonia, a Babilonia la soberbia, el día en que el Medo feroz, los vasos de oro y las sedas de Persia, el arpa siria con que encantaba al mundo, las águilas do bronce, los jardines aéreos, todo, todo, iba a
hollar insensible de sus corceles bajo el casco inmundo!
Olegario Víctor Andrade
A medida que avanzaban disparaban su fusilería a lo largo de las calles y contra los edificios, pero ya la ciudad estaba abandonada i solamente habían quedado muy pocos vecinos que estuvieron imposibilitados de salir y que, con el más grande dolor, vieron hollar el suelo machaleño.
En este punto no hay necesidad de poseer elevada excelencia de ingenio para que, dejada la manía de porfiar, pueda cualquiera advertir que, si Dios es el alma del mundo, y que respecto de esta alma el mundo se considera como cuerpo, de suerte que sea un animal que conste de alma y cuerpo; Y si este dios es un seno de la Naturaleza que en sí mismo contiene todas las cosas, de modo que de su alma, que vivifica toda esta máquina, se extraigan y tomen las vidas y almas de todos los vivientes, conforme a la suerte de cada uno que nace, no puede quedar de modo alguno cosa que no sea parte de Dios; y si esto es verdad, ¿quién no echa de ver la gran irreverencia e inconciencia que se sigue de que pisando uno cualquier cosa haya de pisar y hollar parte de Dios...
Y tú, mi dulce amiga, cuyo hermoso corazón es el ara del amor conyugal y la ternura, que por seguir y consolar tu esposo, en tabla mal segura osaste hollar con varonil denuedo mares por sus naufragios tan famosas, y cortes más que mares procelosas; tú, que aun en medio del dolor serena, viste abrirse a tus pies la tumba oscura, ni asomada a su abismo te espantaste, y ansiedad, y amargura, en los pesares sólo, mal merecidos, de Risel mostraste, o cuando el tierno pecho te asaltaba dulce memoria de tu patria ausente; ¡oh!, entonces no sabías que al volver a tu patria y tus amigos en premio el cielo a tu virtud guardaba lo que negó a diez años de deseos, y que madre a tu madre abrazarías.
¿Cómo? ¡Sacrificar su honor! ¡Hollar los sagrados derechos del matrimonio! ¡Manchar el lecho conyugal con repugnantes torpezas! ¡Renunciar a su rango de mujer legítima para tomar el de prostituta!
TEMBLORES Porque te hablé sin palabras —sacrilegio en poesía— para no
hollar más la herida que te suplicaba… —agonía...— te arranqué las palabras de mis labios y las redes de mi espera y las alas de mis vuelos y las flores de mis pianos.
Antonio Domínguez Hidalgo
Entre un entrelazado geométrico y dos motivos naturales, son de mejor carácter los segundos que el primero, pues distrae la simetría motivada por la necesidad de la construcción, pero como ha de haber el equilibrio de asunto y de masa por el contraste de la idea, es necesario tal vez una zancuda matando una víbora acuática. Para la traviesa de los pies, una escena de reptiles que el hombre tiende a hollar con su planta y las subyuga bajo su poder.
20 Ni soy tan bajo yo, que bien pudiera tener entre los dioses cetro y silla, pues mientras ellos gozan de su esfera, yo rijo a su pesar tan ancha orilla, a donde, si tendió la Primavera alfombra nacarada y amarilla, es porque sabe que mis pies son tales que hollar merecen regios sitiales 21 Del Indio mar al Bósforo cimmerio, que sobre parda crin nieve sustenta, hasta donde vibró cristiano imperio la cruz sagrada, de su Dios sangrienta, saben que al Ebro, no más que al iberio golfo, de plata mi caudal aumenta con tanta copia, que alabarme puedo, que si mucha le doy, con más me quedo.
6 Con todo eso no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, el que hizo pecar á Israel: en ellos anduvieron; y también el bosque permaneció en Samaria.) 7 Porque no le había quedado gente á Joachâz, sino cincuenta hombres de á caballo, y diez carros, y diez mil hombres de á pié; pues el rey de Siria los había destruído, y los había puesto como polvo para hollar.
Rásgase la penumbra, y descúbrense océanos de claridad... ¡Allá adivino el Polo alumbrado intensamente, erial solitario que ningún pie humano llegará a
hollar nunca!
Pedro Antonio de Alarcón
-Todo eso estaría bien -respondió don César con mal reprimida cólera- si vuestra merced no lo pidiese, después de ofender mis canas, hollar mi casa y atropellar todo respeto.