El virrey Abascal estimó prudente complacer al vecindario de la capital y se deshizo de esa nlala gente enviándola de regalo á los insurgentes de Chile, que poco á poco, como hila la vie- ja el copo, los fueron pasaporteando para la eternidad.
Dijo el hombre a la Hilandera en el patio de su casa: —Hilandera estoy cansado, tengo sed, la vida es mala; ya no me queda una senda donde no encuentre una zarza. Hila una venda, Hilandera, hila una venda tan larga que no te quede más lino; ponme la venda en la cara, cúbreme tanto los ojos que ya no pueda ver nada, que no se vea en la noche ni un rayo de vida mala.
Convencido de que en la otra vida se 
hila muy delgadito, al encargarse de la cocina el padre Panchito se propuso hacer economías en el consumo de carbón y leña; pues una de las crónicas conventuales narraba que un cocinero, gran consumidor de leña, había sido penado por el derroche con una semana de purgatorio.
Ricardo Palma
Y para el obrero que teje, hila, taladra, tornea, construye, cava, machaca piedras, carga, etc., por espacio de doce horas al día, ¿son estas doce horas de tejer, hilar, taladrar, tornear, construir, cavar y machacar piedras la manifestación de su vida, su vida misma?
Y algunos yndios se hacían ladinos, los yanaconas dezían: “Obeja chincando, pacat tuta buscando, mana tarinchos, uira cocha.” Como los mestisos del Cuzco y de Xacxauana y de Cochacalla dicía: “Ya, señor sara paruayando, capón asando, todo comiendo, mi madre pariua, yo agora mirando chapín de la mula.” Y ancí los unos como los otro pasaron grandes trauajos, los yndios como los cristianos, y en los Collas decían: “Anda, puto.” Decía los yndios: “Putu sapi hiley haccha puto sapi hila.” Cómo después de auer conquistado y de auer rrobado comensaron a quitar las mugeres y donzellas y desuirgar por fuersa.
Nina Quiro Mallco, Rumi Songo Mallco, Rumi Naui Mallco, Mana Cutana Mallco, Uiza Toma Mallco, Apo Curi Mallco, Aca Pana Hila, Runto Conya Hila, Coropona Mallco: Estos dichos capitanes famosos y brabícimos capitanes que fueron a la conquista y se murieron y algunos se bolbieron a sus casas y pueblos, los quales sus hijos son caciques prencipales y algunos quedan pobres.
Ya arreglaré yo todo esto con Leonardo. (Se sienta a la lumbre.) Y tú, hila también; la ociosidad es madre de todos los vicios. (Bosteza.) Hoy, por lo visto, Leonardo va a venir más tarde que nunca.
El Polido eructa como si le llegara la cena a la garganta. Las mujeres, hila que hila. Tío Ginojo se recuesta contra el poyo, bosteza y mete un pie en el montón de ceniza.
Vino, por fin, el sorteo, y tocóle al mozo «servir al rey»; todas las gestiones, empeños y tentativas de soborno del padre de Adrián para que a su hijo le declarasen inútil, fracasaron; en tiempo de guerra se hila muy delgadito, y con las comisiones mixtas, en que entran militares, no hay sutilezas que valgan.
Imperio romano no puede caer de lanza en rueca, que el águila de dos cabezas no hila, y que sin calzones nadie puede sentarse en el trono imperial?
Los que cultivaban los campos de Hiria, Aulide pétrea, Esquemo, Escolo, Eteono fragosa, Tespia, Grea y la vasta Micaleso; los que moraban en Harma, Ilesio y Eritras; los que residían en Eleón, 
Hila, Peteón, Ocalea, Medeón, ciudad bien construida, Copas, Eutresis y Tisba, en palomas abundante; los que habitaban Coronea, Haliarto herbosa, Platea y Glisante; los que poseían la bien edificada ciudad de Hipotebas, la sacra Onquesto, delicioso bosque de Poseidón, y las ciudades de Arna en uvas abundosa, Midea, Nisa divina y Antedón fronteriza; todos éstos llegaron en cincuenta naves.
Homero
Teutrante, igual a un dios; Orestes, aguijador de caballos; Treco, lancero etolo; Enomao; Heleno Enópida y Oresbio, de tremolante mitra; quien, muy ocupado en cuidar de sus bienes, moraba en 
Hila, a orillas del lago Cefisis, con otros beocios que constituían un opulento pueblo.
Homero