— Jamás he querido faltar al respeto a nadie. — Pero Poseidón me miraba tan fijo que sus ojos refulgentes de enojo parecían querer fulminarme.
Apenas si podía introducirse, pero él, lo intentaba a la fuerza. ¡Tal era el gentío! Los que devotamente oraban, lo veían con
enojo. (¡Impertinente!) y murmuraba.
Antonio Domínguez Hidalgo
Fíjanse para reconocer quién son los que aborrecen a los que aborrecen: no lo hacen para desfogar el enojo, sino para descubrir el caudal y séquito que hay para desfogarle.
A la empresa compatriotas que el triunfo es vuestro, vencer o morir sea nuestra cifra: y también esos tiranos de haber excitado vuestro enojo sin advertir que los Americanos del Sud están dispuestos a defender su Patria con honor y antes morir que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio .” Empezaban a cumplirse cabalmente los claros anuncios de Artigas de colaboración y auxilio de la Junta de Buenos Aires a los orientales que se habían embarcado en su causa por un puro impulso sentimental.
No todo aquello que es enojo es ofensa; pero nuestras costumbres voluptuosas nos conducen a la iracundia, igual que aquello que no se acuerda como la voluntad, despierta la cólera.
Irás bien si imitares a los que, pudiendo indignarse de no verse exentos de este mal, no tuvieron por injuria, sino por derecho de mortalidad, el ser iguales a los demás hombres, y llevaron los sucesos no con demasiada aspereza y enojo, ni baja ni afeminadamente.
Lo único que puedo afirmar es que por las noches aún se escuchan gritos femeninos desenfrenados de enojo: que se lo había advertido; que se cuidara de su marido; que se fueran mejor del pueblo y luego otra voz de mujer respondía: no se atreverán; se van a arrepentir si lo hacen; no sé que esperas para irnos; ya sé que no me amas; lo amas más a él y por eso no te atreves; esto se acabó… y luego sonaban unos balazos que se perdían en un extraño eco como las voces que se extinguían de igual modo.
Pues en la audiencia togado, y poderoso en la corte, no hay empresa que no aborte como en ello esté empeñado. Todo Sevilla respeta su ciencia, y teme su enojo: que es el viejo hombre de arrojo, y no hay quien le ponga meta.
Por eso sabemos del enojo de algunos organismos multilaterales con la Argentina y por eso les decimos que no vale la pena enojarse, que lo importante es replantearse en economía y en política qué errores se han cometido; qué cosas se están haciendo mal para poder corregirlas, seguir adelante y remontar esta crisis que, de seguir prolongándose en el tiempo, va a provocar no ya severos problemas económicos sino severos problemas institucionales y políticos.
Y así quedo mi amo muy enojado; y después que los huéspedes y vecinos le hubieron rogado que perdiese el enojo y se fuese a dormir, se fue.
PRESIDENTE ERNESTO ZEDILLO: Bueno, ahí ya usó una palabra distinta, "indignación", es una palabra distinta al enojo, porque enojo tiene una connotación de reacción irreflexiva, y a veces hasta de una reacción física e, incluso, violenta.
-¡Capitán! -exclamó Angustias con
enojo-. ¡No me moveré de esta silla hasta que me oiga usted y resolvamos el asunto que aquí me ha traído!
Pedro Antonio de Alarcón