La presente Carta, cuyos textos en chino, francés, ruso, inglés y español son igualmente auténticos, será depositada en los archivos del Gobierno de los Estados Unidos de América.
Textos auténticos El texto original de esta Convención, cuyos textos en árabe, chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente auténticos, se depositará con el Secretario General de las Naciones Unidas.
El original de la presente Convención, cuyos textos en chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente auténticos, será depositado en poder del Secretario general de las Naciones Unidas.
La presente Convención, cuyos textos en árabe, chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente auténticos, se depositará en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
El original del presente Convenio, cuyos textos en árabe, chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente auténticos, se depositará en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
Cantando al arte y la paz ya no quiso lo demás. Un cuento chino De China ha llegado un chino montando un gordo cochino. Viene junto con su china que jinetea una gallina.
Textos auténticos El original del presente Convenio, cuyos textos en árabe, chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente auténticos, se depositará en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
Con ellas no existe problema alguno para escribirlas; los líos ortográficos comienzan con las restantes del gramatario castellano cuya escritura es, por tanto, fonemático-alfabética, a diferencia de otras lenguas como el japonés o el árabe cuya escritura es fonético-silábica o el chino, que es ideográfica, es decir que sus escritos representan ideas por medio de grafías (signos gráficos “completos”) específicas.
En el almacén ladero un
chino, con un blusón azul que le llegaba a los talones y una gran coleta, miraba al mono, que fumaba haciéndole amenazadoras señales.
Roberto Arlt
El dinero, en buenas rupias indostanas, estaba liado contra las carnes de su pecho. Él y Mahomet habían vendido el fumadero de opio a un traficante
chino.
Roberto Arlt
Sin embargo, me dejé persuadir, y Guillermo, tomándome de un brazo, exclamó en voz alta, tan alta, que creo que le pudo escuchar el
chino del "fondak" frontero: -Nunca entres al restaurante de un
chino.
Roberto Arlt
Pero me llamó la atención que no se dignó dirigir una sola mirada a la preciosa flor, cuyos festones de terciopelo y oro llenaban la mísera habitación revestida de tapices baratos y alfombras mezquinas, de un monstruoso prestigio de sueño
chino.
Roberto Arlt