Esta es una hora en que necesitamos todos concentrarnos y responder a la actitud del Presidente, no con actitudes espectaculares; respaldarlo con las únicas actitudes que nos pueden servir. El enemigo que México va a desafiar, no va a ofrecernos una batalla campal.
Arrinconaba a un maestro tirando la espada negra, y dicen que fue a Consuegra a desafiar a un diestro, y sacándolo a reñir matóle y tomó a su dama, con lo cual creció su fama lo imposible de decir.
Una trabazón sin fin de tablas sin cepillar, de una solidez nada propia para
desafiar a los siglos, hace temer que este inculto maderamen retrograde a hacer parte de la tierra de que se separó, volviendo a tomar raíces los leños y troncos casi enteros que le componen, y que existen cubiertos con un disimulo nada común, o, por lo menos, que los aficionados se vuelvan un lunes a su casa con el anfiteatro en las espaldas.
Mariano José de Larra
Lo que es más asombroso, gran número de cosecheros se sirven aún en sus bodegas de las mismas tinajas romanas, que se conservan empotradas en sus suelos, y cuyo barro duradero, impuesto de tres capas diferentes superpuestas y admirablemente unidas, parece
desafiar todavía el tiempo por más siglos de los que lleva vividos.
Mariano José de Larra
La respetable criatura, satisfecha con lo que decidieran, arregló nuestros portamantas en el cochecito que debía conducirnos a Londres como si tuviera que desafiar el choque de muchas generaciones, y recibió mi modesta gratificación con perfecta indiferencia.
Enseñan, argumentan, subtilizan, pero no infunden espíritu, por que no lo tienen: leyendo Sexti, dirás El estado de espíritu en que me encuentro cuando lo leo, te lo confesaré: me place de desafiar todos los azares, y exclamar: ¿Por qué descansas fortuna?
Rodríguez, padre, quiso desafiar a Gómez, pero Ventura amenazó con romper el violín si no se despreciaba aquella ignominia de las calumnias.
-Deja que yo vaya a su encuentro, querida Feliza -la dijo-. En los ojos de ese hombre había relámpagos de amenaza, que tiemblo verte desafiar.
Joseíto no se hizo rogar, y una vez que la guitarra podía desafiar al oído más experto y exigente, cantó con voz dulce y de simpático timbre: ::Corazón mío, no llores ::manque te mate la pena, ::y deja ya que te entierren ::por su carita morena.
Que aprendan a manejar los barcos, y a desafiar las tormentas, y a seguir las corrientes del agua, a conocer las lenguas y las costumbres de los países lejanos; que aprendan a vivir al aire libre, por el ancho mundo...
Remigio, antes de retirarse, vencido, pero no humillado, en compañía de sus siniestros nuevos amigos, me preguntó al oído: -¿Te parece que debo desafiar a ese hombre?
Lo mismo que antes, se mostró gran conquistador, derrochador y jugador, pronto a desafiar, bochinchero y turbulento, pero, al mismo tiempo, su pequeña ciencia le daba cierto aplomo que pronto se volvió prestigio, y de tal modo creció el círculo de sus admiradores, que se hizo, para ellos, todo un caudillo.