me puse en movimiento, siempre en convoy, a poca distancia de la costa, haciendo dar toda fuerza a la máquina hasta las 05:00 AM.
El Brasil, la Argentina, el Uruguay ya se nos pierden de vista y nosotros nos quedamos parados en la estación mirando avergonzados el convoy que se aleja.
Los enterradores, ya abierta la profunda fosa, fumaban indiferentes, esperando el nuevo tributo; algunas cogujadas asustadizas levantaban el vuelo al paso del convoy con doliente piar; don Leovigildo hizo descubrir a la muerta, y el sol acarició por última vez, con un torrente de centellas de oro, el rostro de Rosalía, que parecía dormir un sueño apacible envuelta en un mantón de Manila de larguísimo flecaje, un a modo de espléndido chal de los que dieron fama eternal a los artífices del Oriente, a la vez que entre los bucles de su revuelta cabellera, centelleaban en sus orejas los aretes que la difunta tanto había codiciado.
Al llegar a la estación, sus ojos divisaron al héroe de la fiesta; y aunque él se hallaba a distancia, y que sus miradas no se volvieran hacia ella, allí estaba el tren pronto a partir y acercábase la hora deliciosa en que, reunidos en los muelles asientos de un vagón, recorrerían juntos el vertiginoso camino que se eleva serpeando sobre abismos en las vertientes altísimas de los Andes. El pito suena, el tañido de la campana llama a los viajeros a su puesto; el convoy parte.
Ubicados entre los grandes centros de producción y el mayor mercado consumidor de drogas del mundo, hemos sido enganchados a un convoy de violencia y corrupción.
El coche partió conduciendo a los cuatro viajeros a todo el correr de los caballos. En efecto, el convoy iba a dar su último aviso, cuando las tres jóvenes y, su compañero se apeaban en la estación.
Llegados a Varsovia, donde nos detuvimos algunos días, Risas se puso gravemente enfermo, de fiebre cerebral, por resultas del terror pánico que le había acometido desde que entramos en tierra polonesa, y yo, que le tenía ya cierto cariño, no quise dejarlo allí solo cuando recibimos la orden de marcha, sino que conseguí de mis jefes que Juan se quedase en Varsovia cuidándolo, sin perjuicio de que, resuelta aquella crisis de un modo o de otro, saliese luego en mi busca con algún
convoy de equipajes y víveres, de los muchos que seguirían a la nube de gente en que mi regimiento figuraba a vanguardia.
Pedro Antonio de Alarcón
A eso de la una de la tarde se detuvo el
convoy en Ris; de allí a la casa del general San Martín hay una media hora, que anduvimos en un carruaje enviado en busca nuestra por el señor Balcarce.
Juan Bautista Alberdi
A un costado del puerto, sobre la superficie montuosa de un cerro trepaba la vía de un ferrocarril; de pronto, un
convoy de pasajeros, chapadas las ventanillas por el oro del sol, se perdió entre un abultamiento de montañas y no sé por qué el corazón se me encogió dolorosamente.
Roberto Arlt
El vagón se deslizó y luego se detuvo, al segundo silbido del guardatren, arrancó el
convoy, y éste entró rechinando fieramente en los entrerrieles que chocaban férreamente al ser apartados por el filo de las ruedas.
Roberto Arlt
Instantáneamente resonó un grito encima de su cabeza y vio cómo las ruedas embieladas de la locomotora giraban brusca y vertiginosamente en sentido contrario a la marcha del convoy, haciendo bailar sobre los rieles la enorme mole de la máquina que, a pesar de todo, resbaló por el desvío en dirección del otro tren, como un alud que se descuelga de la montaña.
Mas su tristeza creció cuando vio la silenciosa gente, volver la cabeza, subir a los vagones de un
convoy largo, que tenía todas las persianas bajas.
Roberto Arlt