Por eso, en mis tarjetas de año nuevo, deseo á mis ami- gos como colmo de la felicidad humana,— salud, pesetas y que Dios los libre del papel sellado.
Durante más de una hora luchamos por terminar de desprenderlo del buque, a causa del terrible rolido; antes de lograrlo, el carpintero subió a anunciarnos que había cuatro pies de agua en la sentina. Para colmo de males descubrimos que las bombas estaban atascadas y que apenas servían.
«Me parece que los hombres han ignorado por completo hasta ahora el poder del Amor, porque si lo conocieran le habrían erigido templos y altares magníficos y le ofrendarían suntuosos sacrificios, lo que no es práctica, aunque nada como esto sería tan conveniente, porque de todos los dioses es el que reparte más beneficios a los hombres, es su protector y el médico que los cura de los males que impiden al género humano llegar al colmo de la felicidad.
Me he ganado a pulso el sitio que merezco en la sociedad gracias a mi habilidad en los negocios y de los cuales ahora tú disfrutas. ¡Es el
colmo!
Antonio Domínguez Hidalgo
Menos del mínimo. ¡Es el
colmo! Y pensar que hay tantos, que ni sé cómo le hacen, que reciben cientos de veces más y sin trabajar.
Antonio Domínguez Hidalgo
le prometo que no vuelvo a hacer lo que usted piensa... aunque no lo haya hecho... —¡Y me dices mentirosa! ¡Es el
colmo! ¡Basta! ¡Fuera de aquí!
Antonio Domínguez Hidalgo
Montevideo – en esos días – al tiempo de resistir al cerco que le habían puesto los libertadores, adhería entusiastamente al plan de organización monárquica nacional “bajo la Soberanía de la Augusta Casa Imperante del Brasil” que venían a proponerle don Nicolás Herrera y don Francisco Llambí. ¡Sería un colmo de traición esa actitud, si no la explicasen buenamente, los antecedentes históricos que venimos relacionando!
Y ciertamente, el colmo de la infelicidad es no solamente delectarse en las cosas vergonzosas, antes incluso gustosas para el corazón.; cuando aquello que fue vicio deviene en costumbre, ya ningún remedio es posible.
Para
colmo de sus desdichas, al ver el cura roto el piso de su iglesia y enterarse de lo ocurrido, púsose furioso; quiso excomulgar al pueblo por sacrílego, cerrar el templo, y únicamente se calmó cuando los aterrados descubridores de Alí-Bellús prometieron construir a sus expensas un pavimento mejor.
Vicente Blasco Ibáñez
Así don Luis se decía, contemplándolo prolijo, cuando el árabe le dijo: «Esto, don Luis, es mi harén.» --- Es el harén; allí el árabe del vulgo envidioso oculta su más preciado tesoro, el colmo de su ventura.
Allá ellos con sus ideas reaccionarias, que nadie discute su derecho de tenerlas y publicarlas por regresivas que fueran, pero invocar, para exhibirlas, la representación de los orientales que desde veinte años atrás casi, venían luchando por su libertad y contra los retardarios y opresores, y más aún, “tomar el nombre de la Provincia para cubrir pretensiones innobles” contra ella, aprovechando la momentánea situación de ventaja en que estaban con respecto a los demás coterráneos, era y es bajeza, ruindad… el colmo de la impavidez!
Lo que sobrevino entonces fue el colmo de la depravación, pues los vicios jamás fueron llevados tan lejos como cuando se les vio, por decirlo así, sustentados, a la entrada de los palacios de los grandes, sobre columnas de mármol y grabados sobre capiteles corintios.