––Sí, señor ––respondo yo––, con ayuda de Dios, espero poder arrancaron de aquí––. Y me desatan; empuño el timón y empiezo a maniobrar con arrojo.
Sigamos. E. Elefante Con ímpetu y 
arrojo avanza el elefante, de joven corazón y buen talante. F. Follaje Se despoja el bosque del follaje En cuanto la tierra viste el blanco traje.
Hans Christian Andersen
Oh, pero la insensata rebelión no prevalecerá; nuestros héroes defienden aquello como leones; mire usted que es magnífica la muerte del general Zutano... víctima de su 
arrojo en la acción de Tal...
Leopoldo Alas
Entonces, empezando por largar el chaquetón y por vestirse la levita de paño fino, y por echarse el gran reló y la no pequeña cadena de oro, y hasta el odiado sombrero de copa, como hombre a quien se encomendaban intereses cuantiosos con absoluta confianza, revestíase de formalidad y desaparecía casi por completo de la escena en que le hemos estudiado. Decir al lector que hombres de semejante temple eran en la mar modelos de arrojo y valor, lo creo excusado.
Estoy penetrado de la idea de que el Gobierno de Venezuela debe reformarse; y que aunque muchos ilustres ciudadanos piensen como yo, no todos tienen el arrojo necesario para profesar públicamente la adopción de nuevos principios.
¡De allá te traiga con salud el cielo! Yo… me arrojo en los brazos del azar. ¡Adiós!… y por si a vernos no volvemos, Adelaida gentil, sobre la tierra, este papel en que mi fe se encierra sirva de nudo santo entre los dos.
Vamos al encuentro de la nueva unidad nacional, unidad sensible a las demandas de las mayorías, unidad de solidaridades y corresponsabilidad. La unidad demandará lo mejor de nosotros mismos, ánimo para vencer obstáculos, arrojo para conjugar acciones y propósitos.
Este, presa de un vértigo y con ese 
arrojo sin limites que presta la desesperación en sus momentos supremos, arroja lejos de si el tresdoblado escudo, inútil para aquel combate, y desnuda por segunda vez su puñal.
Gustavo Adolfo Bécquer
STAUFFACHER ––Nosotros los hombres podemos morir combatiendo como valientes, pero ¿cuál es vuestra suerte? GERTRUDIS.––Los más débiles podemos tomar también nuestro partido; me arrojo desde este puente, y héteme libre.
En el combate naval del 21 pasado que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el capitán de fragata don Arturo Prat, comandante de la “Esmeralda”, como usted no lo ignorara ya, fue víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria.
En la de Ayacucho vi al anciano coronel Barrenechea, subido sobre un cañón, descubierto el cuerpo y hecho blanco de las balas enemigas, precisando las punterías con la agilidad y el arrojo de los veinte años.
Y aunque en nuestros rostros de privilegiados se revele el desprecio, la valentía estúpida, el inútil 
arrojo, sólo existe miedo...
Antonio Domínguez Hidalgo