Además, siempre que una persona se halle presente en una ceremonia oficial de izar o arriar la bandera, debe pararse respetuosamente y prestar atención durante la duración del acto, con la mano derecha ubicada sobre el corazón a fin de rendir homenaje.
Este, viéndose abordado de tal manera, aunque sin esperanza de salvación, trató de defenderse a mordiscos y patadas. -¿Por qué tengo de arriar?
Su capitán John Onslow, dejó como administrador del archipiélago al colono irlandés William Dickson, quien además era el encargado de izar y arriar el pabellón británico cada vez que pasara un barco y todos los días domingos.
Posteriormente ante un cabildo abierto reunido en la Plaza de Armas de la ciudad José Bernardo de Tagle pronunció estas palabras: De esta manera se proclamó la independencia de Trujillo, procediendo a arriar la bandera española e izar por primera vez la bandera del Perú.
Los castillos de la Sierra, que lucharon del bando de Portugal, tienen que arriar sus banderas, al imponerse las armas de Castilla.
No vale atar el palo a la crujía batir castillos, ni arriar la vela; pues vemos cómo al cabo nos envía a un arrecife que hay en La Rochela.
Entonces el rey dijo que enviaría a un soldado para arriar la bandera, a lo que los nazis le contestaron que iban a matar al soldado que lo hiciera.
Y aunque sabía que para satisfacer el antojo bastaríale dirigir un memorialito bien parlado, pidiendo esa merced á Dios, que es todo generosidad para con sus criaturas, por picaras que ellas le hayan salido, se obstinó en no
arriar bandera, diciéndose in pecto : —¡Pues no faltaba más sino que yo me rebajase hasta pedirle favor á mi enemigo!
Ricardo Palma
Y por si alguno de mis contemporáneos lo pone en tela de juicio, bastárame para obligarlo a
arriar bandera referir un suceso que aconteció en Lima a fines de 1808; es decir, cuando apenas tenía Abascal año y medio de ejercicio en el mando.
Ricardo Palma
Como el papel de mártir, en defensa de una doctrina ó de un principio, pasó de moda, y los que se obstinan en des- empeflarlo alcanzan reputación de necios ó extravagantes, yo, que no aspiro á gloria de mártir, ni á fama de tonto, he te- nido que arriar bandera, amordazar mi conciencia y Dios me lo perdone, que sí me lo perdonará, teniendo en cuenta que he cedido ante fuerza mayor, ante la presión de la ley civil y de los encargados de administrar justicia.
Nosotros habremos realizados una obra grande, porque el progreso humano se mide precisamente por la disminución del gobierno y por la disminución de la propiedad privada. Y si hoy caemos sin
arriar nuestra bandera, podemos estar seguros de la victoria de mañana.
Errico Malatesta
Uno medio se florió, quiso agarrarme pa cristo, yo que presumo de listo la burla no me agradó; a güen puerta atropeyó echó una suerte clavada, porque le di una sabliada que hasta el cielo daba gritos, y gruñía ese maldito como gata embarasada. Y ninguno de los otros se me pretendió arrimar, ansí los había de arriar.