Las recetas empiezan a incluir el azúcar frente a la miel, aparecen recetas del azúcar cande, la del alfeñique, el azúcar rosado, etc.
Archivo:Catedral de México.jpg Ciudad de México Archivo:Casa Alfeñique.JPG Puebla de Zaragoza Archivo...
Los dulces que se pueden encontrar son el alfeñique en formas de ataúd...
Al regreso de José Arcadio, cuya hombría le causa una tremenda conmoción, rechaza a su prometido Pietro Crespi y quien al lado de José Arcadio le parece un «currutaco de alfeñique», por quien se había trenzado en un duelo a muerte con su hermanastra Amaranta.
Construida con ladrillo recortado y recubierto por argamasa (cal y arena), y para darle un colorido blanco, le aplicaron lechada de cal; realizada con la finura y color del alfeñique (dulce de Almendra) por verdaderos maestro en el arte de la yesería propio de la región, que muestra en conjunto mucha simetría y equilibrio.
Lo encontraba un poco alfeñique, y no era el yerno que habría deseado; pero tenía fama de buena conducta, económico instruido, y, sin duda, no regatearía mucho por la dote.
Le llevaban a doña Mari en taxi las naranjas, el atole y los tamales para el puesto, quien bajaba las cosas de la pequeña camioneta Nissan de modelo atrasado; la fuerza de Doña Mari, junto con su pericia para descargar las mismas cosas durante tantos años, hacían ver a su delgada sobrina como un alfeñique inútil con carácter de ayuda prescencial, haciéndose a un lado continuamente para no estorbar.
¡A mí enarenarme la calle! ¿Soy yo acaso algún militar de
alfeñique, para que se me trate con tantos mimos y ridiculeces? Iba a responder doña Teresa, apelando al ímpetu belicoso en que consistía su única debilidad (y sin hacerse cargo, por supuesto, de que el pobre don Jorge estaba sufriendo horriblemente), cuando, por fortuna, llamaron a la puerta, y Rosa anunció al Marqués de los Tomillares.
Pedro Antonio de Alarcón
Don Alonso de Torres, que era un alfeñique, currutaco ó mancebito de la hoja, y que bebía los vientos no sé si por una actriz ó una suripanta se propuso entrar.
-¡Ah! ¿Ése alfeñique insolente se ha burlado de mí? Pues les autorizo para que lo quemen vivo, por voluntarioso y viva en fuego eterno asándose hasta que le quiten lo soberbio.
Corazón: te reservo el mullido descanso de la coqueta villa en que el señor mi abuelo contaba las cosechas con su pluma de ganso. La moza me dirá con su voz de
alfeñique marchándose al rosario, que le abrace la falda ampulosa, al sonar el último repique.
Ramón López Velarde
Mas ella, que tenía puestos los ojos en Cornelio, el hijo de Ascanio Rótulo, que tú bien conoces (mancebo galán, atildado, de blandas manos y rizos cabellos, de voz meliflua y de amorosas palabras, y, finalmente, todo hecho de ámbar y de
alfeñique, guarnecido de telas y adornado de brocados), no quiso ponerlos en mi rostro, no tan delicado como el de Cornelio, ni quiso agradecer siquiera mis muchos y continuos servicios, pagando mi voluntad con desdeñarme y aborrecerme; y a tanto llegó el estremo de amarla, que tomara por partido dichoso que me acabara a pura fuerza de desdenes y desagradecimientos, con que no diera descubiertos, aunque honestos, favores a Cornelio.
Miguel de Cervantes Saavedra