Algo tardó en reponerse, pero cumplió lo ofrecido y jamás volvió a probar vino ninguno. También tomó aborrecimiento a los dulces y demás golosinas, por si acaso estaban envenenados.
-Como que toa la voluntá que la tenía se me ha convertío en aborrecimiento, y si me valiera..., si me valiera, no sé, camará, no sé, porque es que traigo la cabeza que me zumba más que un látigo.
¿De dónde el valor y constancia que tienes para sufrir la infamia, la ignominia y el aborrecimiento popular si te has envejecido gozando de su aplauso, siguiéndote siempre su inexpugnable favor, movido de una cierta inclinación de los entendimientos?
Yo llamo a estos papeles (no sé si acierto) veletas del pueblo, por quien se conoce adónde y de dónde corren el aborrecimiento y la venganza, lo que estudia y sabe el que los pone, por lo que oye decir a los que vieron puestos.
¡Apenas podría creerse que con semejantes mártires, y tal porvenir, hubiera cubanos que atasen a Cuba a la monarquía podrida y aldeana de España, y a su miseria inerte y viciosa!–A la revolución cumplirá mañana el deber de explicar de nuevo al país y a las naciones las causas locales, y de idea e interés universal, con que para el adelanto y servicio de la humanidad reanuda el pueblo emancipador de Yara y de Guáimaro una guerra digna del respeto de sus enemigos y el apoyo de los pueblos, por su rígido concepto del derecho del hombre, y su aborrecimiento de la venganza estéril y la devastación inútil.
Entonces el aborrecimiento es cabal, cuando se aúnan el que aborrece al tirano y el que aborrece la tiranía: aquél incita, y éste ordena; el uno es entendimiento de la inclinación del otro.
¡Mira, pues, si llegándose a la angustia del desdén y
aborrecimiento, la mayor y más cruel rabia de los celos, cuál estaría mi alma de dos tan mortales pestes combatida!
Miguel de Cervantes Saavedra
Profundamente afectado y transformado en un momento en la imagen de la desesperación, míster Micawber miraba a las serpientes con una cara de aborrecimiento horroroso (en el que no se dejaba traslucir su no muy antigua admiración); después dobló el papel y se lo metió en el bolsillo.
Don Juan parecía una visión del otro mundo en el negligé matutino, con su elástica de franela amarilla, su gorro negro y sus babuchas; y don Pedro, al acercársele, sintió una mezcla de
aborrecimiento, de asombro y, fuerza es decirlo, de consideración involuntaria.
Emilia Pardo Bazán
¿Se ha incomodado conmigo? ¿Principia ya a pagarme el
aborrecimiento de que tanto le he hablado? -¡Dejémonos de tonterías, Capitán!
Pedro Antonio de Alarcón
El juicio de Suetonio y de los demás historiadores en César dejo por remitirme al contexto de su obra, de que habla cada uno, conforme su dictamen, con afición o aborrecimiento de Marco Bruto.
Fue la virtud y el desinterés de Marco Bruto quien solamente hizo que los pueblos, olvidando el aborrecimiento que le tenían por tirano, le amasen como príncipe.