¿Será que pueda ver que me desvío de la vida viviendo, y que está unida la cauta muerte al simple vivir mío? Como los ríos, que en veloz corrida se llevan a la mar, tal soy llevado al último suspiro de mi vida.
Esto, en tiempos normales; porque cuando el riacho se ponía a recoger las aguas de siete días de temporal, el vado quedaba sumergido bajo cuatro metros de agua
veloz, estirada en hondas líneas que se cortaban y enroscaban de pronto en un remolino.
Horacio Quiroga
Cuando llegaba el invierno, y la nieve cubría el suelo con su rutilante manto blanco, muy a menudo pasaba una liebre, en
veloz carrera, saltando por encima del arbolito.
Hans Christian Andersen
Ésta parió a la veloz Iris y a las Harpías de hermosos cabellos, Aelo y Ocípeta, que con sus rápidas alas compiten con las ráfagas de los vientos y con las aves; pues ya se lanzaban por los aires.
Rota el asta, Reinaldo el corcel vuelve tan veloz que parece ser Pegaso, e impetuoso y bravo se revuelve allá donde hay más densa chusma al caso.
-Un hombre más que gordo, más que calvo y más que feo, exclamaba conmovido mientras veía correr al insecto que se deslizaba
veloz por la plataforma sin comida de una mesa aparente.
Antonio Domínguez Hidalgo
Aprovecharé para conocerla, reconocerla y darme cuenta de sus cambios tan emperiodicados: sus nuevas avenidas, sus pasos subterráneos, sus vías de comunicación
veloz, sus rascacielos sin fin...
Antonio Domínguez Hidalgo
Y vislumbrando las negruras del horizonte, escuchó por la calle el estruendo de un automóvil que llegaba
veloz hasta las puertas del edificio y allí se detenía.
Antonio Domínguez Hidalgo
No me parecía tan veloz el tiempo, y ahora me parece de una rapidez increíble, sea por que siento acercarse el final, sea porque he comenzado a darme cuenta, sea porque he empezado a percatarme de mis pérdida y a contarlas.
Pero vino una ráfaga, y la barca se inclinó con rápido movimiento; Juanillo, para guardar el equilibrio, agarrose al borde de la vela, y en el mismo instante ésta se hinchó como si fuera a estallar, lanzando al laúd en una carrera veloz y empujando con fuerza tan irresistible todo el cuerpo del muchacho, que lo disparó como una catapulta.
Pero apenas se aproximaban a la cueva del dragón, sacaba este el morro, se ponía en facha para acometer, y partiendo en línea recta,
veloz como un rayo, a este quiero y al otro no, mordisco aquí y zarpazo allá, desbarataba el grupo; escapaban los menos, y el reto paraba en el fondo del negro agujero, sirviendo de pasta a la fiera para toda la semana.
Vicente Blasco Ibáñez
Dos terribles caballos escamosos llevan su fuerte carro, que haciendo gala de su ardor bizarro, le arrebatan briosos, provocando los astros de la esfera en su veloz y rápida carrera.