Y cuando dábamos sacramento a los enfermos, especialmente la extrema unción, como manda el clérigo rezar a los que están allí, yo cierto no era el postrero de la oración, y con todo mi corazón y buena voluntad rogaba al Señor, no que la echase a la parte que más servido fuese, como se suele decir, mas que le llevase de aqueste mundo.
Colgados que fueron de un palo los vestidos de dril, remangadas las camisas, tomamos sendas plumas de gallina y principió la
unción.
Tomás Carrasquilla
"¡Tan bello ese modo de rezar con sus ojos cerrados! ¡La
unción de esa criatura es una cosa que edifica! Esa sonrisa de humildad y mansedumbre.
Tomás Carrasquilla
A paso receloso llégase a él; arrodíllase a las plantas y murmura: -¡Sacramento del altar, taita! Y con la diestra carateja, le rayó la bendición el padre, no sin sus miajas de
unción y de solemnidad.
Tomás Carrasquilla
Tan al pie de la letra tomaba esto de la rueda, que dos o tres veces que tuvo tercianas soñó que tenía dientes por todo el cuerpo, y delirando dijo a su mujer: -Dejad todas esas medicinas; lo que yo necesito es aceite, que me unten, que me den la unción y veréis cómo corro.
Por obra del Espíritu Divino tuvo lugar no solamente la concepción de Cristo, sino también la santificación de su alma, llamada unción en los Sagrados Libros(18), y así es como toda acción suya se realizaba bajo el influjo del mismo Espíritu(19), que también cooperó de modo especial a su sacrificio, según la frase de San Pablo: «Cristo, por medio del Espíritu Santo, se ofreció como hostia inocente a Dios»(20).
Era el obispo de Auriabella -que poco después falleció y ya estaba bastante enfermo del corazón- un señor bondadoso, lleno de
unción y de dulzura, de esos que todo lo gastan en caridades; un verdadero pastor, humilde con dignidad, y alegre y chancero de puro limpia que tenía la conciencia; pero al venir a Illaos bajo la impresión de un hecho tan solemne, se encontraba muy conmovido; traía los ojos humedecidos, la respiración cortada y fatigosa, y aún parece que le estoy viendo en el momento en que, al divisar la choza de Juan del Aguardiente, saltó aprisa del caballejo que le habíamos proporcionado, se descubrió y se inclinó hasta el suelo ante los padres del confesor de Jesucristo...
Emilia Pardo Bazán
-Sí, todos le pediremos, será nuestro abogado -afirmó el obispo, cruzando las manos fervorosamente, en un transporte de su hermosa alma, rebosante de piedad y
unción.
Emilia Pardo Bazán
(...) Después de haber leído aquellos versos clarísimos y puros como el cristal sonoro de una fuente, pensé: si yo pudiera abandonar las complicadas sendas, dejar la engañadora florescencia de los invernaderos angostados, hacer canciones buenas, escuchar con unción la sinfonía interior...
El síntoma de los valores máximos es la ilimitación Hace poco tiempo — una tarde de primavera, caminando por una galiana de Extremadura, en un ancho paisaje de olivos, a quien daba unción dramática el vuelo solemne de unas águilas, y, al fondo, el azul encorvamiento de la sierra de Gata —, quiso Pío Baroja, mi entrañable amigo, convencerme de que admiramos sólo lo que no comprendemos, que la admiración es efecto de la incomprensión.
El cacique apretó contra su corazón el divino crucifijo que le presentaba Lucía, después lo llevó a sus labios con una santa unción, y añadió: -Me falta...
Vos sabéis los detalles de esta ceremonia: la bendición, la comunión bajo las dos especies, la unción de las palmas de las manos con el aceite de los catecúmenos y, finalmente, el santo sacrificio ofrecido al unísono con el obispo.