No; en su edición del viernes 17 de marzo-y aquí va la evidencia de que no lo eran- “EL COMERCIO DEL PLATA” volvió, como de pasada, sobre el tema al finalizar un artículo de réplica a otros dos del “DEFENSOR” de fechas 9 y 13 de marzo expresando: “Por nuestra parte tenemos una queja muy formal de “EL DEFENSOR”. Ni la misma muerte nos libera de sus ultrajes.
Las imputaciones que racionalmente merezcan la calificación de graves, atendido el estado, dignidad y circunstancias del ofendido y del ofensor; y, 4. Las bofetadas, puntapiés, u otros ultrajes de obra.
Era un marido ultrajado, y ciertas cosas, ¡vive Dios!, nunca se olvidan. Pero su conciencia de buen muchacho le replicaba con dureza: «Tú eres un pillo que finges
ultrajes por conservar tu libertad.
Vicente Blasco Ibáñez
¿Qué? ¿me quieres decir fiero y airado Que sólo he numerado Los terribles
ultrajes que has sufrido? Basta, basta, oh volcán; ya temeroso El torpe labio sello; Pero escucha mis súplicas piadoso: No quieras despiadado Ser más temido siempre que admirado.
José María Heredia
Soportad cuanto sea soportable hasta el momento decisivo. Dejemos que crezca la lista de los ultrajes... hasta al día en que los tiranos pagarán de una vez sus deudas con todos y cada uno.
Nuestros cuerpos serán juguete de su tiranía, de sus ultrajes y crueldades: a unos les quemará como castigo o como remedio; a otros les encadenará y entregará a sus enemigos o a sus conciudadanos; a éstos, desnudos y rodando en los movibles mares, después de luchar con las olas, ni siquiera les arrojará a la arena o a la playa, sino que les alojará en el vientre de algún animal inmenso; a aquellos, después de extenuarles con toda clase de enfermedades, les tendrá largo tiempo suspendidos entre la vida y la muerte.
La segunda cena estaba consagrada a las muchachas de buen tono que, obligadas a renunciar a su orgulloso lujo y a la insolencia ordinaria de su comportamiento, eran obligadas debido a las sumas recibidas, a entregarse a los caprichos más irregulares, y hasta a los ultrajes, de los libertinos.
Imbuido de esos sentimientos, no se limitaba a esto; no sólo encontraba un goce real en la negativa del auxilio, sino que incluso mejoraba este goce con ultrajes al infortunio.
Y manos seculares me tiñeron los
ultrajes de sus ansias humilladas en su afán de ser trigales rasgándome su afrenta la mirada que se ahogaba ante el hallazgo inesperado: La bondad es un ruido en el silencio que los ecos transforman fantasías.
Antonio Domínguez Hidalgo
El artículo 1º del pacto convenido en Lima, decía así: “Las altas partes contratantes se unen, ligan y confederan para sostener la soberanía y la independencia de todas y cada una de ellas para mantener la integridad de sus respectivos territorios, para asegurar en ellos su dominio y señorío y para no consentir que se infieran impunemente a ninguna de ellas, ofensas o ultrajes indebidos.
Y para eso amamos con falsedad, compramos lujos y amistades, hacemos perjuicios y daños, nos burlamos del mundo, de este mundo del que estamos hartos, del que despreciamos.. Por ello nadie escapa a nuestros
ultrajes...
Antonio Domínguez Hidalgo
Si misericordioso el cielo favoreció a guiando este Principado nuestro rey y glorioso emperador para que en su dulce y suave dominio renaciesen las en restablecimiento de las insaculaciones de ciudad y diputación, en tantos como se hallan empleados en la guerra, en lo político y en la misma corte del rey nuestro señor, ¿querrá volver a sujetarse a los agravios y ultrajes que tantos años ha sufrido de ver a sus naturales no sólo excluidos de todos los empleos, sino también en un solo día ?