Para corroborar este concepto, séame lícito trascribir el ejemplo con que un español (de quien la posteridad se acordará siempre con respeto) trató de convencer lo injusto, mal calculado, y contrario a sus propios fines del sistema prohibitivo que estoy analizando.
Los primeros rayos del sol encontraron todavía a mi padre lleno de angustia, pues además de la desaparición de Dolores, mi tía se había enfermado gravemente. Mejor será trascribir ahora una parte de la carta que recibí de Dolores, dándome noticia de lo sucedido.
Palacios Zapata, al decretar la jubilación del señor Riso-Patrón, le dirijió una honrosa nota, en la que le espresaba lo que sigue, que es un timbre de honor para el antiguo majistrado: «Al trascribir el decreto preinserto, debo dejar constancia del sentimiento con que el gobierno ve alejarse de la majistratura a la personalidad distinguida que, durante cincuenta y cuatro años, ha colaborado con ejemplar rectitud, atinada prudencia y abnegada laboriosidad en la noble tarea de la administración de justicia.
Efectivamente al día siguiente recibí el diario de Pía, del cual con permiso suyo me he tomado la libertad de trascribir algunos trozos.
Hymes propone lo que él y otros denominan “etnopoética”, un método antropológico de trascribir y analizar el folclore y la narrativa oral que atiende a las estructuras poéticas dentro del habla.
A la muerte de Claudio cayeron en desuso y no mucho tiempo después se introdujo la letra Y al alfabeto latino, para trascribir los préstamos del griego, cubriendo el puesto del sonus medius que Claudio había promulgado.
El mismo José Restrepo Posada, al comentar y trascribir comunicados de Arbeláez, resalta su tono cordial y neutro, incluso en temas marcadamente conflictivos como la secularización de la educación, a la cual el Arzobispo encontraba aceptable y necesaria siempre y cuando no fuera utilizada para hacer propaganda anticatólica.
Rigoberta renuncia al matrimonio y a la maternidad”) y cuenta con dos textos introductorios (“Introducción” y “Prólogo”) en dónde se aclara que el libro no fue escrito por Rigoberta, sino que su autora es Elizabeth Burgos; y se explica el proceso de creación: la grabación de 25 horas que se hizo, en donde Rigoberta narró su vida y que después Burgos se tomó la tarea de trascribir para crear el libro.:En el libro La voz del otro se explica que los testimonios: “son un arte de la memoria, pero un arte dirigido no simplemente a la memorialización del pasado, sino a la construcción futura de una nación más heterogénea, democrática e igualitaria”.