Del corral grande han encerrado en el trascorral la majada, por puntas, y de cada punta han sacado y apartado en chiquero especial, de listones bien juntos, para evitar que se escapen, todos los corderos, grandecitos ya, los más, de pocos días, algunos; y las madres, inquietas, vuelven del campo de a una, de a dos, de a puntas, balando, llamando entre los listones a los hijos que se lamentan en tono agudo, y se van otra vez hasta la majada, buscando siempre y cambiando con las compañeras llantos amargos.