Es la más grande de las doce villas tiberinas de Capri mencionadas por Tácito; el complejo entero ocupa 7.000 m² (1,7 acres) y se dispone en varias terrazas con una diferencia de elevación de cerca de 40 m.
En esta localidad los hallazgos arqueológicos —piezas cerámicas de uso doméstico, mesas de madera y objetos elaborados en hueso— y la presencia de actividad artesanal son testimonios de una comunidad que desarrolla una cultura con características peculiares que también comparten las comunidades tiberinas etruscas de Italia central.