Escribió algunos libros de poesía (Lágrimas panegíricas, 1639; Elegía, 1645, a la muerte de doña Isabel de Borbón y tercetos en la muerte de Juan Pérez de Montalbán) y participó en la Academia de Madrid, ya que Jerónimo de Cáncer le escribió un vejamen en 1649 donde menciona que escribió con él y otro amigo, acaso Sebastián Rodríguez de Villaviciosa, la comedia San Isidro.
Cada canto fue compuesto por estrofas de tres versos endecasílabos o terza rima, que se dice él mismo inventó (tercetos) El poema se ordena en función del simbolismo del número tres, que evoca la Trinidad Sagrada, el Padre, el Hijo y Espíritu Santo, el equilibrio y la estabilidad, y el triángulo, las tres proposiciones que componen el silogismo, se sumaba al cuatro, que representaba los cuatro elementos: Tierra, aire, fuego y agua, dando como resultado el número siete, como siete son los pecados capitales.
En siete partes: 600 sonetos 12 poemas em outava rythma, silvas e sextinas canciones, odas, madrigales, sextinas y tercetos 20 églogas redondillas, glosas, cantos, décimas, novelas y epigramas "Musa nueva" con sonetos, octavas, tercetos, cantos, etc.
En primer lugar, es un soneto de arte mayor compuesto por catorce versos endecasílabos repartidos entre cuatro estrofas que a su vez se dividen en dos cuartetos y dos tercetos.
Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles Cruzaron los
tercetos, como corceles ágiles; Abriéndose ancho paso por entre aquella grey Vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey, Y allí cantaron todos...
José Asunción Silva
Se volvió charlador, se dio un baño de alegría, compró levita nueva, y comenzó un poema en
tercetos titulados, pues es claro: El pájaro azul.
Rubén Darío
En los tercetos En loor de la poesía hay lo que puede 11a- juaisc derroche de ilustración y gran conocimiento de los clá- sicos griegos y latinos, cuyo estudio, en 1607, apenas si se iniciaba en la Universidad de San Marcos, á cuyas aulas no era aún lícito penetrar á la mujer.
No fué una sabia, no fué un portento de erudición como la pseudo-autora de los tercetos; fué sen- cillamente una poetisa que transparentó siempre, en sus ver- sos, femeniles exquisiteces.— Si México posee una hija mimada de Apolo, el Perú la tuvo antes, se dijeron nuestros antepasa- dos: y por esta razón de pueril vanidad patriótica no hubo, en los tiempos de la colonia, quien, sin prejuicios y con áni- mo sereno, acometiera la investigación.
EL FOETA DE LAS ADIVINANZAS 2(i EI resto del libro lo forman quinttllas, acrosticos, mas 6 menos caprichosos, sonetos, redondillas, tercetos, versos de pie quebrado, ecos y cuanta estravagancia ritmica puede ocurrrisele al humano cerebro.
Indudablemente, el autor de la composición En loor de la poesía era buen poeta y hombre de vastísima ilustración, que se propuso halagar á su amigo Diego Mexía, el sevillano, en- viándole, para proemio de su Parnaso antartico, los magníficos tercetos.
Hay entonación robusta en los
tercetos, de caprichosa estructura, con que dedica el libro: A la memoria de mi madre santa— jamás las peripecias del combate que el ardimiento nubil agiganta, te anuncien que mi espíritu se abate.
Ricardo Palma
Las décimas son buenas para quejas; el soneto está bien en los que aguardan; las relaciones piden los romances, aunque en octavas lucen por extremo. Son los
tercetos para cosas graves, y para las de amor, las redondillas.
Félix Lope de Vega y Carpio