Tú sirve a tu Señor: contrario extremo me plugo a mi seguir, y en negra pompa proclamarme entre llamas Rey supremo, al ronco son de la tartárea trompa.
Truena indignada la tartárea roca, y envuelto lanza en encendida nube del negro Averno la escondida boca al triste mundo el infernal querube: muere la hierba que su planta toca; el ronco ahullido hasta el empíreo sube; y vuela ardiendo en furibunda saña a los campos católicos de España.
De la tartárea serpiente la dura soberbia frente en triunfo glorioso fue quebrantada eternamente por tu delicado pie; pagando así el fiero mal que irreparable en Edén hacernos quiso, y del cual supo sacar mayor bien la clemencia celestial.
abio, en verdad, muy sabio es nuestro siglo: ni trasgo, ni quimera, ni vestigio, ni tartárea visión ofuscan su serena fantasía, cuyo fondo penetra, clara y fría, la luz de la razón.