Quiero sanar mi origen de barro y rasgar el tatuaje que llevo mas no puedo borrar los ropajes que van pegados al cuerpo. Exacto en mi túmulo helado me quedo minado de espectros que me escupen cadencias inútiles en el amplio caudal de mis huecos.
Era la noche del siguiente dia En que murió Ronquillo, El túmulo en la iglesia todavía Se alzaba, aunque entre mármoles yacía Su cuerpo ya, y sus honras encargadas A los severos padres franciscanos Estaban con gran pompa preparadas.
(aparte) ¡Infeliz! PEDRO. Fiel a lo que juré me verá desde el túmulo, cual me hallaría viviendo. (Sale TERESA .) RODRIGO. Isabel deseará la compañía de su madre: pudiéramos pasar por casa del Juez....
Pero al que murió miserablemente, el cadáver de Polinices, dicen que ha sido proclamado a los ciudadanos el no enterrarlo en un túmulo, ni que nadie se lamente, sino que permanezca no llorado, insepulto, como un dulce tesoro para las aves, que avizoran en busca del alimento.
A mi padre matóle el divino Aquileo cuando tomó la populosa ciudad de los cilicios, Tebas, la de altas puertas: dio muerte a Etión, y sin despojarle, por el religioso temor que le entró en el ánimo, quemó el cadáver con las labradas armas y le erigió un
túmulo, a cuyo alrededor plantaron álamos las ninfas Oréades, hijas de Zeus, que lleva la égida.
Homero
Y del dolor más profundo mil pensamientos distintos, y mil funestos presagios le hundieron en tal abismo, que si el brazo del Eterno, que aun para mayor conflicto le reservaba, no hubiera dándole piadoso auxilio, acaso una misma losa, acaso un
túmulo mismo encubrieran y tragaran los restos de ambos amigos.
Ángel de Saavedra
Pero si Sarpedón te es caro y tu corazón le compadece, deja que muera a manos de Patroclo en reñido combate; y cuando el alma y la vida le abandonen, ordena a la Muerte y al dulce Hipno que lo lleven a la vasta Licia, para que sus hermanos y amigos le hagan exequias y le erijan un
túmulo y un cipo, que tales son los honores debidos a los muertos.
Homero
A él le envolveré en abundante arena, derramando en torno suyo mucho cascajo; y ni siquiera sus huesos podrán ser recogidos por los aquivos; tanto limo amontonaré encima. Y tendrá su
túmulo allí mismo, y no necesitará que los aqueos se lo erijan cuando le hagan las exequias.
Homero
Nunca le pasaba inadvertido el despuntar de Eos sobre el mar y sus riberas; entonces uncía al carro los ligeros corceles, y atando al mismo el cadáver de Héctor, lo arrastraba hasta dar tres vueltas al
túmulo del difunto Menetíada; acto continuo volvía a reposar en la tienda, y dejaba el cadáver tendido de cara al polvo.
Homero
Y los fueron dejando sucesivamente en un sitio de la orilla del mar, que Aquileo indicó para que allí se erigiera el gran
túmulo de Patroclo y de sí mismo.
Homero
Mas Aquileo, después que quitó al divino Héctor la dulce vida, ata el cadáver al carro y lo arrastra alrededor del
túmulo de su compañero querido; y esto ni a aquél le aprovecha, ni es decoroso.
Homero
Ni el hombre de su vieja historia sin vuestros cantos la verdad supiera, ni el justo digno de alabanza y gloria de sus nietos vivir en la memoria más allá de su túmulo pudiera.