Su cabeza, aristocrática y hermosa, parecía pulimentada por el dolor, la reflexión y el estudio; érase una cabeza amarilla, medio calva y medio cana,
surcada de arrugas y cruzada por hinchadas venas, prominentes, que indicaban fortaleza y resolución, viniendo a ser, para quien conociera la vida de aquel hombre, las tirantes bridas con que una voluntad de hierro tenía a raya sus pasiones.
Pedro Antonio de Alarcón
en la tierra risueña, fecunda y hermosa, surcada de arroyos, henchida de aromas; que es del mundo en el vasto horizonte la hermosa, la buena, la dulce y la sola; donde cuantos he amado nacieron, donde han muerto mi dicha y mis glorias.
En ese momento, una niebla sombría, surcada de relámpagos, se abatió de repente como una larga faja sobre el Illampu y el Illimani; al mismo tiempo que de un cúmulo de nubes amontonadas sobre la cumbre del Sorata, se desprendía un vaporoso fragmento que tomó luego, en contornos vagos, la forma de un ángel; y elevándose lentamente, se desvaneció en el azul profundo del cielo.
Rindo a tus sabios decretos la rebeldía de mi alma, campo que ya igual recibe, así el rocío del alba que en múltiple centelleo el verde prado aljofara, como el caluroso rayo que, calcinando la grama, deja la sedienta tierra en hondas grietas surcada.
Redondo y colorado, la cara de Birotteau revelaba una bondad sin ideas, en tanto que la de Troubert, larga y surcada por profundas arrugas, adquiría en ciertos momentos una expresión llena de ironía o de desdén; pero había que examinarla, sin embargo, con atención, para descubrir en ella estos dos sentimientos.
Sin embargo, los marineros que me acompañan, al ver encanecidos mis cabellos, mi frente
surcada de arrugas y mis ojos tétricos y apagados, me creen llegado a la edad de treinta y cinco o cuarenta años...
Pedro Antonio de Alarcón
La calvicie le tomaba casi todo el cráneo, que se unía, en una curva severa y perfecta, con la frente ancha y espaciosa,
surcada de arrugas profundas y descansando como sobre dos arcadas poderosas, en las cejas tupidas que sombreaban los ojos hundidos y claros, de mirar un tanto duro y de una intensidad insostenible; la nariz casi recta, pero ligeramente abultada en la extremidad, era de aquel corte enérgico que denota inconmovible fuerza de voluntad.
Miguel Cané
Negro el cabello, imitador undoso De las oscuras aguas del Leteo, Al viento que lo peina proceloso Vuela sin orden, pende sin aseo; Un torrente es su barba impetuosa, Que -adusto hijo de este Pirineo- Su pecho inunda- o tarde, o mal, o en vano
Surcada aun de los dedos de su mano.
Luis de Góngora
En el espejo se reflejaba mi semblante empalidecido, la córnea
surcada de hilos de sangre, y los mechones de cabello caídos en la frente.
Roberto Arlt
Llamé, y una criada de sayas negras y delantal blanco me hizo entrar a una salita tapizada de papel azul,
surcada de lívidos floripones de oro.
Roberto Arlt
La señorita Habert, ideal de este género de mujeres, tenía los ojos severos, la boca arrugada, y bajo su barbilla, surcada también de arrugas, las bridas del gorro, fláccidas y ajadas, iban y venían siguiendo sus movimientos.
-¿Nos vamos a morir entonces? -preguntó la niña conteniendo los sollozos, y alzando su carita surcada por las lágrimas. -Temo que sí.