Creo tener derecho a que la Nación tenga confianza en mí y a que el grupo revolucionario se revista de la necesaria serenidad y continúe colaborando con el Ejecutivo en la difícil tarea que se ha impuesto, y, a tal fin, exhorto a todos los hombres de la Revolución para que mediten honda y sinceramente cuál es el camino del deber; pudiendo todos estar seguros de que jamás obraré en un sentido diverso del que ha inspirado siempre todos los actos de mi vida de ciudadano, de amigo leal y de soldado de la República.
No obstante la legítima indignación que nos causó el proceder del gobierno de un país amigo y vecino, desde el primer instante nos trazamos como línea de conducta la serenidad y la ponderación.
Valor, serenidad y capacidad se hicieron pronto evidentes en el joven soldado, quién paso a paso fue ascendiendo en el rango militar, participando en infinidad de batallas y comandando regimientos en distintos lugares de nuestra patria.
Rosalía parecía dormida; sus cabellos encrespábanse como un reluciente oleaje alrededor de su cabeza; la muerte había devuelto a su rostro la belleza que amortiguaran horas antes las contracciones del dolor, y una serenidad que tenía algo de celeste beatitud, enseñoreábase de aquella faz que con los grandes ojos entornados parecía como sumida en un a modo de plácido sopor; sus manos, cruzadas sobre el pecho, oprimían el blanco escapulario que le llevara don Leovigildo minutos antes, y los tallos de algunas flores, cuyo blancor competía con el del sudario que envolvía modelándolas sus formas rígidas y descarnadas.
La silueta del edificio en construcción que sobresale de entre el caserío del barrio es recortada por las últimas luces del día que con
serenidad van desapareciendo en el horizonte...
Antonio Domínguez Hidalgo
El pálido cuarto del hospital sonreía con
serenidad La calma indefinible, como aquella que acontence sólo en sueños paseaba sus hábitos saudadosos por el lugar.
Antonio Domínguez Hidalgo
5.° Cooperará en cuanto sea posible, en unión de los operarios y demás personas que acudan, a sofocar el incendio, principalmente en las poblaciones de poco vecindario y en casas de campo; procurando siempre dar ejemplo con su arrojo, serenidad y buenas disposiciones.
Aunque de una
serenidad a toda prueba, tiene terror a los perros rabiosos, a causa de cierta cosa horrible que presenció en su niñez.
Horacio Quiroga
Dijérase que odiaba de muerte a la hermosa joven, tal vez por lo mismo que nunca lograba disputar con ella, ni verla incomodada, ni que tomase por lo serio las atrocidades que él le decía, ni sacarla de aquella
serenidad un poco burlona que el cuitado calificaba de constante insulto.
Pedro Antonio de Alarcón
En una de esas asomadas, peligrosas por todo extremo, vio que las tropas habían ya avanzado hasta la puerta de aquella casa, mientras que los sediciosos retrocedían hacia la plaza de Santo Domingo, no sin continuar haciendo fuego por escalones, con admirable
serenidad y bravura.
Pedro Antonio de Alarcón
¡No se case conmigo, aunque yo quiera! -Pero, hombre...-expuso la joven, retrepándose en su butaca con admirable
serenidad-. ¡Usted se lo dice todo!
Pedro Antonio de Alarcón
Carbajal, desde el principio de la lucha, indicó a Pizarro la necesidad de ir a la independencia, y para garantizarse contra las reacciones de los indígenas, le aconsejó que se casara con una princesa de la familia de los Incas. Pizarro, por patriotismo o mayor serenidad de pensamiento, no quiso ir tan lejos.