Carlos y él hicieron juntos un viaje a Rouen para ver sepulturas en un taller de marmolista, acompañados de un artista pintor, un tal Vaufrylard, amigo de Bridoux, y que pasó todo el tiempo contando chistes.
Ya la presea estaba en su poder; sus dedos crispados la oprimían con una fuerza sobrenatural; sólo restaba huir, huir con ella; pero para esto era preciso abrir los ojos, y Pedro tenía miedo de ver, de ver la imagen, de ver los reyes de las
sepulturas, los demonios de las cornisas, los endriagos de los capiteles, las fajas de sombras y los rayos de luz que, semejantes a blancos y gigantescos fantasmas, se movían lentamente en el fondo de las naves, pobladas de rumores temerosos y extraños.
Gustavo Adolfo Bécquer
CIPIÓN.—Lo que yo he oído alabar y encarecer es nuestra mucha memoria, el agradecimiento y gran fidelidad nuestra; tanto, que nos suelen pintar por símbolo de la amistad; y así, habrás visto (si has mirado en ello) que en las
sepulturas de alabastro, donde suelen estar las figuras de los que allí están enterrados, cuando son marido y mujer, ponen entre los dos, a los pies, una figura de perro, en señal que se guardaron en la vida amistad y fidelidad inviolable.
Miguel de Cervantes Saavedra
Otros han estado sobre las
sepulturas donde estaban enterrados sus señores sin apartarse dellas, sin comer, hasta que se les acababa la vida.
Miguel de Cervantes Saavedra
Y la linda aldea que se alzaba entre la fronda de los vergeles tornose a mis ojos el campamento de terrible memoria; y las rojas anémonas de la campiña, gotas de sangre; y las ondulaciones del terreno, sepulturas.
Los etruscos vivieron al norte de Italia, en sus doce ciudades famosas, y fueron un pueblo original, que tuvo su gobierno y su religión, y un arte parecido al de los griegos, aunque les gustaba más la burla y la extravagancia, y usaban mucho color. Todo lo pintaban, como los persas; y en las paredes de sus
sepulturas hay caballos con la cabeza amarilla y la cola azul.
José Martí
Sin duda eso hacía que Max y Fabio visitaran, con una curiosidad alegre y una dichosa plenitud de existencia que no hubieran tenido en un cementerio cristiano, aquellos monumentos fúnebres tan suavemente dorados por el sol y que, situados al borde del camino, parecen aferrarse todavía a la vida y no inspiran ninguna de esas frías repulsiones, ninguno de esos terrores fantásticos que se experimentan ante nuestras lúgubres sepulturas.
Vengo a ti, serpiente de ojos que hunden crímenes amenos, la de los siete venenos en el iris de sus ojos; beberán tus llantos rojos mis estertores acerbos, mientras los fúnebres cuervos, reyes de las
sepulturas, velan como almas oscuras de atormentados protervos.
Julio Herrera y Reissig
Tal vez mañana, cuando de aquellos niños queden sólo las ignotas y viejas
sepulturas aún tenga el mismo sitio la ventana. ---- Agosto 1º de 1883.
José Asunción Silva
Atenta, prestó oído al tumulto del mar, bajó su hermosa frente que los años besaron y en dolorosos términos sus labios declararon su lóbrego destino que duele recordar: «Hace ya mucho tiempo, cuando yo sostenía »trato con los vivientes y escuché sus ternuras, »igual que el mar bravío junto a esas sepulturas »con ira lamentáronse de mi pétrea apatía.
Ocurrió que salimos un día -me acuerdo bien: era el 7 de junio, un martes- con dirección a un cerro llamado El Ouad, donde existían al decir de Muley, las
sepulturas «de los gigantes».
Emilia Pardo Bazán
Con su báculo venía una vieja o espantajo, diciendo: -¿Quién está allá a las sepulturas?- con una cara hecha de un orejón...