¡Date prisa, bribón!» A lo que el cochero sólo contestaba: «¡Ay, señorito!...», sacudiendo la cabeza y arreando con las riendas a su caballo, tan peludo como un perro de lanas.
El pobre hombre, sin cejar en su empeño de alejarme de aquel sitio, contestó a ella con estas palabras, que entonces no pude comprender, pero en las que había un acento de verdad que me sobrecogió: -¡Por la memoria de su madre! ¡Por lo más sagrado que tenga en el mundo,
señorito, cúbrase usted la cabeza y aléjese más que de prisa de esta cruz!
Gustavo Adolfo Bécquer
-Menos matar, hombre, que no estás en la guerra, y si tú quieres yo iré a ver a Trini y... -¿Y pa qué va usté a verla, si ya Trini quiere a otro; a otro que se cartea con ella, un señorito que le ofrece oro y cariño?
-Calle,
señorito -respondió Preciosa-, y encomiéndese a Dios, que todo se hará bien; y sepa que yo no sé nada de lo que digo, y no es maravilla que, como hablo mucho y a bulto, acierte en alguna cosa, y yo querría acertar en persuadirte a que no te partieses, sino que sosegases el pecho y te estuvieses con tus padres, para darles buena vejez; porque no estoy bien con estas idas y venidas a Flandes, principalmente los mozos de tan tierna edad como la tuya.
Miguel de Cervantes Saavedra
-¿Un señorito que le ofrece oro y cariño? -Sí, señó. Esta mañana le cogí una carta; mejor dicho, un peazo, porque como ella se metió en el cuarto de la casera...
Aquí se me queda el
señorito Javier, atendiendo a su tío, que necesita alguien que mire por su salud, ¡y los criados son unos zascandiles!
Emilia Pardo Bazán
-¡Ni que lo piense usted! -objetó uno de los comensales,
señorito venido de un pueblo próximo a pasar el día alegremente en M -.
Emilia Pardo Bazán
-exclamé. -Come en su cuarto siempre. Ya le dije al
señorito, cuando entró, que tenía que dispensarla... Aturdido, me senté. Creía no tener gana de comer; pero apenas empezaron a venir los manjares, devoré, como el que ha hecho fatigoso ejercicio y viene embriagado de aire libre.
Emilia Pardo Bazán
Les repito a ustedes, y cualquiera se lo repetirá, que Tilde no sólo es intachable, sino glacial e inexpugnable. Los demás comensales confirmaron el aserto del
señorito.
Emilia Pardo Bazán
Con gran sorpresa mía, ante esta queja que me oprimió -porque cualquiera que sea la forma de que se revista el sentimiento, siempre puede encontrar eco en el alma-, abad,
señorito y notario soltaron a coro la carcajada más espantosa y ruidosa.
Emilia Pardo Bazán
Una mujer se ha clavado los cristales en los brazos; un viejo que venía en la baca, se ha roto la pierna; un señorito muy elegante, se ha dislocado el pie; el zagal también está herido, y casi todos los viajeros vienen lastimados.
-Pos me parece mu poco entoavía eso que me ices, poique las mujeres cuando le toman estima a un hombre esprecian los ineros, que ya sabes tú lo que ice la copla: ::Jesucristo vino ar mundo ::probe y sin calor de naide. -¡También la copla ice que «er dinero es mu bonito, y que al que tiene dinero le llaman el señorito»!